Editorial Cal y Arena se lanza al mundo del audiolibro

"Queremos mandar un mensaje de que estamos vivos y no estamos dispuestos a que la crisis nos derrote", dice Rafael Pérez Gay, director general de la editorial.

El escritor y editor Rafael Pérez Gay. (Foto: Javier Ríos)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Las librerías cerraron la última semana de marzo de 2020 y abrieron sus puertas por ahí de septiembre: si el país y el mundo se colapsaron, reconoce el escritor y editor Rafael Pérez Gay, “porque no habría de hacerlo un ámbito tan frágil como el de la edición en México”.

Para el colaborador de MILENIO, más allá de la certeza de que el libro de papel no va a desaparecer nunca, “mientras estemos aquí, sí creo —como decía George Steiner— que la combinación de diversas formas del libro nos dará una nueva forma de la lectura”, de ahí el interés en Cal y Arena por incursionar en un ámbito como el de los audiolibros, con una perspectiva bastante clara: no maquilar, sino trabajar su elaboración desde adentro.

“Lo que queremos es tener nuestros libros en papel en la mayor cantidad de librerías a las que podemos llegar, queremos tener el libro digital y ahora queremos tener el audiolibro, aunque nosotros hacemos nuestros propios audiolibros: montamos una pequeña cabina, con todo lo necesario para hacer un trabajo profesional, a fin de poder hacer nuestros propios audiolibros”.

El esfuerzo dentro de Cal y Arena tiene que ver con la necesidad de integrar su catálogo a las nuevas tecnologías, allegarse mayores recursos para la editorial y, sobre todo, entender que el libro se ha transformado, lo que han hecho con la mirada de jóvenes como Irasema Fernández, Alonso Pérez Gay, Mauricio García y Fernanda Piña, quienes tienen una nueva sensibilidad en su relación con los libros.

“Hemos ido a los audiolibros, porque queremos mandar un mensaje de que estamos vivos, nos estamos moviendo, y no estamos dispuestos a que la crisis nos derrote y a que la insensibilidad cultural del gobierno mexicano acabe con proyectos interesantes de editoriales pequeñas y medianas”, explica Rafael Pérez Gay.

Dejar huella. Perros de papel, de la memoria, de la imaginación, una antología preparada por Anamari Gomís; El billar de los suizos. Memorias atendidas, de Guillermo Fadanelli; Márcame, amo. La verdadera historia de Keith Raniere y sus esclavas mexicanas, de Roberta Garza, El origen de todos los males. Madres y padres autoritarios, compilado por Bibiana Camacho, y Ninguna eternidad como la mía, de Ángeles Mastretta, son los títulos con los que se lanza Cal y Arena en el mundo del audiolibro.

“Soy un lector de muchos años y para mí había sido un acto solitario, silencioso, que tiene que ver con la tinta, con el papel y con ese artefacto maravilloso que sale de las imprentas. Para mí ese es el acto de la lectura: Foucault decía que un libro es una caja de herramientas y de allí puedes sacar diversos utensilios. Un libro siempre es una aventura de la libertad y de la imaginación. Y, como dijo Borges, un libro es una extensión de la memoria".

Rafael Pérez Gay pertenece a un tipo de lector que está siempre con el papel, aun cuando ha tratado de integrarse a los nuevos dispositivos: he aprendido a leer los libros electrónicos, “disfruto los libros en papel, pero eso no quiere decir que no reconozca que esta mezcla de tecnologías llegó para quedarse”, al tiempo de destacar al audiolibro como una de las plataformas más importantes en el mundo entero.

Con las voces de Alonso José Pérez Gay, Ana Belén Durán y Cecilia González de León, el proyecto de Cal y Arena es resultado de la comprensión de Rafael Pérez Gay de que, en una época vertiginosa, en la que el tiempo permanente nos persigue, ponernos unos audífonos significa acercarse a la literatura de otra forma: “uno siempre oye cuando lee, pero es distinto oír la voz que inventas dentro de ti a oír la voz que te está narrando una historia”.

PCL

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