La construcción está tan ligada a la economía que muy frecuentemente olvidamos que sus efectos son al mismo tiempo la causa y la consecuencia del desarrollo económico de las ciudades. Cuando una zona de la ciudad mejora sus condiciones infraestructurales, automáticamente atrae las inversiones inmobiliarias y éstas, a su vez, provocan el crecimiento económico de dicha zona, lo cual eventualmente incentiva la ampliación de las redes de infraestructura urbana como vías de comunicación, electrificación, telecomunicaciones, etcétera.
Pero el caso contrario también es posible: mientras la inversión en construcción disminuya, así también lo hará la oferta de vivienda y por lo tanto también se estancará el crecimiento de infraestructura y servicios. En Ciudad de México durante el último año, el sector de la construcción ha crecido solamente entre el uno y dos por ciento, aunque esta cifra podría aumentar el año próximo, cuando se definan las políticas públicas respecto a la construcción, lo cual también podría beneficiar al sector privado.
El paradigma hasta ahora utilizado para el desarrollo urbano, que se fundamenta en la inversión en infraestructura estatal se encuentra en cuestionamiento por los críticos del modelo capitalista urbano. Los edificios nuevos no son capaces por sí solos de desatar el mejoramiento del espacio urbano, contribuyen a éste solamente si son parte de un plan de acción integral que incluya a todos los sectores de la población. La reciente construcción de tres rascacielos de más de 50 pisos sobre el Paseo de la Reforma a la altura de la avenida Chapultepec (BBVA, Torre Reforma y Chapultepec Uno) sumados a la Torre Mayor que ya existía ahí desde hace casi 20 años, se puede interpretar como un fenómeno de éxito económico para el sector de la construcción. Sin embargo, es importante medir sus efectos en los barrios circundantes, en las vialidades y en los precios de las viviendas, si dichos efectos son tan positivos como la apertura de la línea 7 del Metrobús, entonces podríamos sostener que la calidad urbana de la zona ha aumentado, pero si estas inversiones han acarreado la expulsión de las personas de menores recursos, entonces esto indicaría que la planificación no ha sido correcta en términos sociales.
TANGENTE
GENTRIFICACIÓN
Hoy en día se discute constantemente acerca de la gentrificación, el proceso de aburguesamiento de un barrio, el cual tiene como consecuencia el encarecimiento de los alquileres y servicios. Este fenómeno provoca el éxodo de los sectores con menos recursos hacia otras zonas más baratas de la ciudad.