¿Has escuchado alguna vez del baile del Cotillón? En la ciudad de León este se convirtió en uno de los eventos sociales más importantes y con mayor tradición; donde actualmente continúa reuniendo a decenas de quinceañeras, sus respectivos chambelanes y cientos de amigos y familiares que atestiguan el debut en sociedad de estas jovencitas, ¿te gustaría conocer un poco más de su historia? aquí te contamos...
Su origen data del siglo XVII, donde se realizaron los primeros cotillones en los fastuosos salones de los elegantes castillos franceses, pero que se detuvieron tras triunfar la revolución. Hasta que el general Napoleón Bonaparte se encargó de sacarlos del olvido.
En León, fue a partir del siglo XX que influenciadas por sus largas temporadas de vacaciones en el continente europeo, Emma, Elena y Lulú Antillón, hijas del gobernador de Guanajuato Don Florencio Antillón, se llevaron a cabo en el Palacio Municipal.
Club Rotario de León, sede de la tradición del Cotillón
El Club Rotario de León se fundó en 1928 por un grupo de jóvenes que pretendían la recaudación de recursos en beneficio de la ciudad mediante la realización de actividades; años después, tras la baja asistencia de jóvenes, don Alfonso Villaseñor Shole, presidente del club y su esposa doña Carmelita Ruiz de Villaseñor, decidieron implantar un baile, luego de haber sido testigos del baile de "Los Lanceros" en La Lonja en San Luis Potosí.
Así, en el año de 1954 se bailó el primer Cotillón en la ciudad de León en las instalaciones del club Rotario, participando en este las hijas e hijos de los socios rotarios, que en su mayoría vivían en la zona centro, por lo que los ensayos se realizaban en el patio de la casa de don Jesús Maldonado, ubicada en la segunda cuadra de la calle 5 de Mayo (hoy Plaza de la Tecnología).
En la primera mitad de los años ochenta se intentó crear un segundo cotillón al que se nombró Cotillón de Otoño, pero que luego de tres o cuatro años se cayó en cuenta de que nunca tendría el éxito del "original", por lo que se abandonó dicha idea, tras lo cual se decidió mejor elevar al doble el número de debutantes, o sea 48, por lo que dado el espacio, se trasladó el evento a Casa de Piedra en 1990.
Con el paso de los años se ha modificado la forma de presentar dicho baile, que con más de 60 años de tradición se mantiene vigente en la ilusión de las jovencitas, además de que su fin principal, que es el destinar recursos a una obra benéfica, continúa inalterable.