La arqueóloga italiana Alfonsina Russo, directora del Coliseo de Roma, pidió la intervención urgente de las autoridades de la capital italiana contra el asedio de diversos ambulantes que deteriora uno de los monumentos más importantes y visitados del mundo.
"La situación es insostenible y causa graves daños al monumento y a la imagen del país", denunció Russo en una carta divulgada el domingo por el diario Il Corriere della Sera.
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La petición de la arqueóloga se debe a la larga lista de abusos cometidos por los vendedores ambulantes, delincuentes y falsos guías que acechan el célebre Anfiteatro Flavio y su zona circundante, donde se encuentran los Foros, el Monte Palatino y la Domus Aurea, entre otros lugares históricos.
"Aquí los turistas son acorralados, perseguidos, importunados, sufren inclusive molestias sexuales", cuenta una guía turística con carnet oficial, que prefiere mantener el anonimato.
"Escondan el celular y la billetera", advierte la guía al grupo de 30 ingleses que está por entrar al monumento, patrimonio de la humanidad desde 1980, visitado en 2016 por 7 millones de personas.
Mano dura
La respuesta de las autoridades al pedido de Russo ha sido inmediata, y el cuerpo de carabineros dispuso este martes imponentes medidas de control en toda la zona, multó a 27 vendedores abusivos —la mayoría de Bangladesh— y denunció a otros cuatro.
Las autoridades han decidido aplicar el llamado daspo urbano, que prohíbe a esas personas entrar en un área por al menos doce meses.
En junio entró en vigor la medida aprobada por la alcaldía de Roma, que prohíbe la presencia de "centuriones y gladiadores", de expertos en evitar las colas para entrar al monumento y de aquellos que dejan pintas.
"Es una lucha sin cuartel contra una suerte de bazar que se extiende desde la parada del metro Coliseo hasta la colina vecina de Colle Oppio, que además ha empeorado con los tanques antiterroristas dispuestos en 2015 como medida de vigilancia en uno de los principales objetivos sensibles y que han interceptado a más de 50 drones sospechosos", reconoce el diario.
Pero, ¿será eficaz alejar por 48 horas de las zonas turísticas del centro a los ambulantes abusivos que venden falsa agua mineral, a los vendedores de palos para selfies, a centuriones que piden dinero por la fotografía, a guías que te proponen saltar la cola por el doble del valor de la entrada?, se pregunta el diario con tono pesimista.
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