Vladimiro Alfonso López Camacho trata de pasar desapercibido en la Feria del libro Tijuana, no le gustan los reflectores, pero es el librero más longevo de la ciudad a sus 88 años.
Don Alfonso, como le dicen de cariño, llegó a Tijuana tras los pasos de su padre, Alfonso López Camacho (1908-1986), exiliado político que se refugió en nuestro país y que en 1963, fundó la librería El Día en la calle Sexta de la ciudad fronteriza.
“Llegué en 1968 a Tijuana, tenía 32 años, era soltero, no tenía compromisos y vine un poco a hacer las américas, como quien dice. Mi padre fue librero por accidente y él inició la primera librería en la ciudad y después de los años la heredé, me gustó el oficio y me quedé”, dice en entrevista Alfonso López Camacho.
Actualmente, la librería El Día es manejada por el hijo de Don Alfonso, pues él se fue a vivir a Playas de Tijuana a descansar pero siempre piensa en escribir su historia.
Ser librero en Tijuana no ha sido sencillo, de cuatro librerías que tenía, ha tenido que cerrar dos y se lucha todos los días.
“Eso es lo triste, lo trágico, tenemos una en el campus de la Universidad Autónoma de Baja California y una en la zona Río en 1983 y tengo una gran frustración, porque yo pensaba que era el gran proyecto del siglo XXI y entonces, cuando llega, nos damos cuenta de que no, que las librerías no crecen, sino que perecen. En Tijuana se ha cuadruplicado su población y un crecimiento tremendo de cualquier actividad comercial y las librerías no han crecido”, agregó.
Hace 44 años, Vladimiro Alfonso López Camacho organizó la primera Feria del Libro de Tijuana que fue transformándose durante los años y padeciendo administraciones y la pandemia.
“En 1980 se hizo la primera feria del libro en la calle y había diez librerías; ahorita somos 10 librerías, hay algunas más, como Gandhi, cadenas que también venden libros, pero la librería, como empresa familiar, es aquello que se arraiga, que da sustento, que se vinculan a la cultura y son más que un negocio, pues eso, no, no ha crecido nada”, explicó.
La Feria del Libro de Tijuana transcurre en la ciudad y se anuncia como la edición 39, pero en realidad, comenzó hace 44 años en la calle y es una de las más antiguas del país.
Para Don Alfonso, el oficio del librero es fantástico, porque te vincula a toda la sociedad, al entorno en el que vives y te sientes retribuido por lo que aportas, es una especie de ósmosis, sociedad y librería. "La satisfacción del librero es que la gente se acerque a la cultura y a los libros, más allá de la parte mercantil de la librería, que también es necesaria, porque si no, no podríamos sobrevivir”.
Con una sonrisa en el rostro, apoyado de su bastón y con su acento español que se resiste a irse, el librero explicó que lo importante es el contenido y no el formato.
“Es importante acercarlo a la gente. El problema fundamental, como en otros muchos aspectos de la vida y en cualquier sociedad, es la educación, si usted no inculca a sus hijos el hábito de la lectura, a la buena alimentación, el respeto hacia los demás, etcétera, usted no está creando la cultura de esto”.
Y agregó: “En México tenemos 40 o 50 millones de pobres, muchos de estos hogares son analfabetas y lo que se tienen que hacer es romper ese círculo a través de la cultura y la educación, si las educas, van a aer capaces de transformar la sociedad”.
En cuanto la ley del libro y el precio único, Vladimiro Alfonso López Camacho opinó que “es algo que se hizo sin conocer la situación de México, porque el país tiene una distancia enorme, estuvo hecha con los pies y no consultaron a los libreros. No puedes tener los mismos precios en la ciudad de México que en Tijuana, pues acá se tienen que pagar fletes con precios elevados, de verdad, no puede ser que se haga una ley en beneficio del libro y lo que hacen es perjudicar a los libreros, no tiene sentido”.
Finalmente, Don Armando se pone de pie, ya es tarde en la ciudad y tienen que volver a su hogar, hoy, el librero salió de manera especial para asistir a su querida Feria del Libro Tijuana, la cual, por primera vez es organizada en su totalidad por el Centro Cultural Tijuana con la promesa de las autoridades de que permanezca y siga creciendo.
“Me gustaría escribir un libro sobre mi experiencia como ciudadano librero en Baja California, pero soy muy flojo, tengo un pensamiento que me dice: ‘Tienes que escribir el libro’ pero tengo 88 años y tal vez lo haga si continuo unos años más en este mundo (risas)”.
MGR