Como una aventura y una permanente conversación. Así define Mariana Bernárdez a su más reciente poemario, Rumor de niebla: una aventura por la exploración de estas honduras del corazón, del cuerpo, del misterio de la unión del cuerpo, la conciencia de la muerte, “el problema del lenguaje para poder decir esto que nos va haciendo ralladuras, nos va dejando abiertos”.
Pero al mismo tiempo es un diálogo con algunos de sus poetas más queridos, como Cavafis, Vallejo, Celan; incluso, con pintores como Goya o Picasso. En el proceso de la escritura poética hay una gran parte de trabajo y, también, otra donde la poeta se convierte en una atenta escucha y “una arrobada observadora”.
“El territorio de la palabra es enorme, es de una vastedad que, a veces, te deja perplejo: pasas del asombro, al azoro, a la perplejidad y, quizás el camino donde me encuentro es en la búsqueda de tensionar el lenguaje: que permita un estallido de sentido, una multiplicidad de significado; por eso no se escribe de forma inmediata, la poesía requiere de tiempo, es muy pausada: aunque se escriba de golpe, va macerando dentro de uno, va germinando con el ritmo que ella quiere”.
Rumor de niebla, una coedición entre Ediciones del Lirio, la Asociación de Amigos de la Biblioteca de Alejandría y Bonobos Editores, se conforma de los apartados: “Fulgor”, “Tristura”, “La casa azul”, “Lo indomable”, “Agua de Celan”, “Lo abierto” y “Lejos”, donde Mariana Bernárdez se muestra casi tal cual, convencida de que “cuando uno tiene la fortuna de ser tocado por la poesía, el cuerpo está involucrado en todos sus sentidos: en la escucha, en la vista, en el tacto”.
“Vivimos épocas muy difíciles, en muchos aspectos. Lo que no podemos permitir es que nos arrebaten la alegría de saber quiénes somos. Eso es fundamental: te pueden quitar todo menos tus palabras, tu historia, lo que te es preciado, eso lo llevas dentro de ti y no podemos permitir que nadie nos los quite. Ahí es donde entra la poesía como actitud vital”, afirma la poeta.
Transcendencia de la poesía
Vivimos tiempos complejos, en los que la escritura poética ha jugado un papel fundamental, cuando menos en Mariana Bernárdez, pero ¿qué hay del lector, qué tanto puede encontrar respuestas para esta época?: “Quizá la poesía no dé esta supuesta alegría, lo que tiene que ver más con una postura vital, pero lo que sí nos da es un sentido de trascendencia y esperanza. Cuando tienes eso, también tienes algo que es fundamental: el sentido de pertenencia y cuando posees ese rostro de pertenencia, puedes andar la vida con muchos otros y encontrar en esa comunidad un sentido; ahí es donde las cosas se vuelven más ligeras y la poesía halla su poder”.