Si alguien espera en una ópera con Hernán Cortés, Cuauhtémoc, Malinche y Bernal Díaz del Castillo como personajes, una escenografía, iluminación y vestuario de época, El vencedor vencido (2024), de Federico Ibarra, está lejos de las imágenes de películas como Cabeza de Vaca, Tlacuilo o Apocalypto.
Con libreto del novelista Enrique Serna —colaborador de MILENIO—, frugalidad es la palabra que describe esta ópera en dos actos cuya trama se desarrolla en la expedición de Hernán Cortés a Las Hibueras (1524), hoy Honduras, hace exactamente 500 años; una frugalidad visual que deja a la orquesta y a las voces de los protagonistas y coros la responsabilidad de trasladar la magia al público.
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Apenas un hilo de luz neón en forma de huracán o caracol o de tlahtolli (signo en náhuatl que representa la palabra, la voz) se impone sobre el cielo del escenario en la puesta en escena de Hernán del Riego para el estreno mundial este jueves 18 de abril de El vencedor vencido, con un vestuario de Emilio Rebollar minimalista, sin alusiones de ningún tipo a la vestimenta indígena o española de época.
El elenco está encabezado por el tenor Jesús Estrada, quien hace su debut como solista en el Palacio de Bellas Artes, justo en el papel del polémico conquistador extremeño. Y tanto él como el barítono Armando Gama (Bernal Díaz del Castillo) destacan la partitura y orquestación de la ópera de Ibarra.
“En los ensayos a piano tuve una sensación de una música muy contundente. Pero, cuando empezamos los ensayos con la orquesta, si de por sí esa música tenía una estructura, una forma y vida propia, con la orquesta, hubo pasajes en los que incluso no reconocía del traslado del piano a la orquesta. Dije: ‘Guau’. Aparte del peso de la propia música, para mí fue como haber escuchado otra obra, una de mucho mayor majestuosidad. Definiría El vencedor vencido como música majestuosa”, dice Estrada.
“Las óperas de Federico Ibarra son de mucha firmeza, de muchísimo conocimiento de causa de cómo funciona la voz humana; y sobre todo, y más importante, el conjunto de cómo suena la voz humana con la orquesta, porque es un orquestador fantástico, así como lo era Maurice Ravel, así lo es Ibarra para orquestar las melodías que él tiene en mente. Y eso a todos los cantantes nos ayuda muchísimo. El reto para nosotros es sacarle justicia verdadera a lo que está escrito en la partitura”, expone a su vez Gama.
La rifa del tigre
El vencedor vencido sólo tiene dos fechas en Bellas Artes: jueves 18 (20:00 horas) y el domingo 21 (17:00 horas) de abril, en la producción de la Compañía Nacional de Ópera, que dirige la soprano María Katzarava, con la Orquesta y Coro del Teatro de Bellas Artes y dispositivo escénico e iluminación de Ángel Ancona.
Se suman al elenco junto a Estrada y Gama, el tenor Andrés Carrillo (Cuauhtémoc), las sopranos Mariana Valdés y Mariana Echeverría, que se alternan el papel de Malinche; los tenores Édgar Villalba, (Pedro) y Chac Barrera (Pedro); los barítonos Ricardo López (Fray Juan de Tecto), David Echeverría (Tetlepanquetzal) y Juan Carlos Navarro (Fernando de Sandoval); el bajo Rodrigo Urrutia (Gonzalo de Sandoval), las mezzosopranos Rosa Muñoz y Vanessa Jara, quienes se alternan el rol de Catalina, el fantasma de la esposa que asesinó Cortés, quizás el primer feminicida identificado en suelo mexicano.
Estrada reconoció que, desde el punto de vista histórico, se sacó la rifa del tigre para interpretar un personaje que enfrenta mucha animadversión en México, pero que es un pilar del nacimiento del país.
“Encuentro la lectura de Hernán Cortés desde dos ángulos (en la obra: un personaje ambivalente, donde se muestra un ser despreciable hasta cierto punto, con algunos tintes antipáticos; sin embargo, en esta obra de los maestros Ibarra y Serna, también plasman a un Hernán Cortés desde una perspectiva mucho más vulnerable y humana, con un conflicto ideológico de lo que logró al conquistar Tenochtitlán.
“Pero también está toda esta soberbia o necesidad de reconocimiento por parte del rey de España, porque en el fondo de toda esta aventura que él emprende está recibir ese reconomiento, lo que me remite a estos traumas que a veces podemos tener de la infancia donde no tenemos la atención suficiente y queremos que papá siempre nos esté viendo”, dice emocionado el tenor Jesús Estrada que inició su carrera a los 9 años en el Coro de Infantes de la Basílica de Guadalupe y quien debutó en el 2023 como solista en la ópera El otro mar, de Enrique Dunn, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
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Explicó que la obra, que en realidad no suma arias para su rol, sí demanda una parte técnica importante.
“Como cantante también me saqué la rifa del tigre porque debuto con un papel que es sumamente complejo, que vocalmente es demandante y en el recinto más importante e histórico de México. Como tal, no podría definir que Cortés cante varias arias; sus escenas, normalmente nunca está solo, casi en todas está acompañado de alguien: Fray Juan, Marina... Arias como tal no tiene una en específico.
“Sin embargo, algo que Cortés sí tiene muy sobresaliente, muy marcado, que estoy segurísimo que el maestro Ibarra lo contempló de esa forma, es que de pronto tiene unas introspecciones bastante fuertes, sobre todo en el segundo acto, en la que el personaje entra en esta vorágine de la corriente de la locura y empieza a tener estos momentos introspectivos, en los que se cuestiona si lo que está haciendo está bien, le reprocha a dios por qué lo pone en esas circunstancias, porque él se ve como salvador”, explica.
Estructura clara
El barítono Armando Gama dice que su personaje de Bernal Díaz del Castillo en la ópera de Ibarra no es ya sólo el cronista de la Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, sino protagonista.
“Doy al personaje la mayor veracidad posible; trato de darle la interpretación justa sin salirme de lo que está escrito tanto en el libreto como la música. Quienes marcan cómo se debe hacer son el compositor y escritor del libreto. No estamos haciendo un recuento de la historia como tal, en las óperas históricas ambos se toman ciertas libertades ya no tanto poéticas, sino de tiempo, para poder facilitar al espectador la comprensión de toda la idea general sin meternos en minucias históricas.
"A veces los personajes tienden a difuminarse un poco, se concreta demasiado; en este caso, Bernal del Castillo no está haciendo el recuento de la verdadera historia de la conquista, es un protagonista y testigo”, aduce.
Respecto a la música, el barítono subraya que la música de esta ópera no sólo es verdaderamente bella e impresionante, sino también narrativa. “La propia música, no nada más el texto de Serna”, sostuvo.
Sobre el libreto con el que el autor de El vendedor de silencio y El seductor de la patria debuta en la ópera, Estrada destaca que El vencedor vencido parece la obra de un libretista de mucha experiencia.
“Las palabras que utiliza Serna en el libreto, toda la estructura clara, la idea que tiene, el como va conduciendo la expresión verbal de Hernán Cortés a mí me pareció una barbaridad, es una grandeza lo que él hace; musicalmente está ligada una idea con otra, y para mí es una línea completa la que logró”.
Crítica institucional
En octubre pasado, MILENIO entrevistó a Ibarra, autor de óperas como El juego de los insectos, Alicia, El pequeño príncipe, Antonieta, el ángel caído y Madre Juana, quien entonces se quejaba de un supuesto desdén institucional para montar El vencedor vencido, que ahora se estrena en Bellas Artes.
“Era algo que tenía en mente desde hace mucho tiempo, pero desafortunadamente no había encontrado a alguien que quisiera escribir el libreto. La primera fecha en que quise hacer esta ópera fue en 1992, con motivo de la conmemoración del quinto centenario del descubrimiento, pero nadie se animó a hacer algo.
"La idea la seguía cultivando y en 2010 quise volver a ella, estuve hablando con muchos cultivadores del género teatral, pero tampoco les animó hacerlo, hasta que encontré a Enrique Serna".
“Este señor, para mi sorpresa, me dijo: ‘Sí, me interesa mucho’. Quería hacer una ópera no sobre la conquista, sino de los participantes de la conquista, a través de una historia que poco conocemos que es una expedición terrible que realizó Hernán Cortés después de la caída de Tenochtitlán. Se conoce como La expedición a Las Hibueras y fue algo extraordinario, trágico para todo el mundo. Salió con 5 mil personas, en su mayoría indígenas, y regresó con 400. Fue algo fatídico para Cortés. De eso se trata esta nueva ópera. De personajes están Cortés, La Malinche, Cuauhtémoc y sus ayudantes”, refirió Ibarra.
¿Qué características tiene el libreto de Enrique Serna? —Se le preguntó entonces.
Yo no sabía que me iba a entregar y encuentro que me entrega un libreto extraordinario. Está hecho tanto en verso como en prosa. Y entonces sí me extrañó. Tiene una serie de personajes, platico una escena: de repente, entre la serie de personajes, hay unos músicos para que diviertan a todos, son tres músicos dentro de la ópera que están cumpliendo el papel de los graciosos del teatro español. Me extrañó mucho. Hablé con Serna y le pregunté qué otras cosas tenía para teatro. “Esta es la primera que hago”. “¿Y cómo la pudiste hacer tan bien?”. Ahí sí no me sonó “Porque hice la maestría y el doctorado sobre el teatro de oro español”. Yo no sabía eso. Y sí me quedé impresionado por lo bien tratado todo.
¿Y para cuándo la va a estrenar?
Ja, ja, ja. Ya está terminada la ópera, pero el estreno, ja, ja, ja, esto sí quién sabe.
¿De qué depende?
El país ha tenido muchos problemas ahora con respecto al arte, a la economía, y la ópera resulta muy cara. Que estén animados para hacer un proyecto como éste y luego quererlo estrenar, al menos yo no he tenido ningún ofrecimiento ni nada por el estilo.
¿Con quién ha hablado? ¿Con qué autoridades?
Las autoridades de Bellas Artes, curioso, porque yo soy la gente que tiene más óperas estrenadas en México y, sin embargo, nunca se acercan a preguntarme: ‘Oiga, ¿en qué está trabajando?, o ¿hay algún proyecto? Nada. Es un poco, qué le diré, sentirse que tiene uno que establecer lazos con las autoridades y una serie de cosas. Y ya estoy medio grande para eso.
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BSMM