Élmer Mendoza es uno de los escritores mexicanos con mayor presencia dentro y fuera del país. Con títulos como El amante de Janis Joplin, Efecto Tequila, Cóbraselo caro, Balas de plata, La prueba del ácido, Asesinato en el Parque Sinaloa o La cuarta pregunta, su agenda editorial lo ha llevado a recorrer las principales ferias del libro en lengua hispana.
“Después de varios años de agendas brutales, de viajes por medio mundo, tener la oportunidad de quedarme en casa ha sido un bálsamo. He podido descansar, estar más atento a mi familia, leer más. Realmente no me la he pasado nada mal en estos meses”, cuenta el escritor sinaloense tras cuatro meses de encierro, lo que también le ha permitido reflexionar sobre lo que sucede en México, lo mismo en lo concerniente a la violencia que a la creación artística y la situación cultural.
Muchos llegaron a pensar que el encierro “aplacaría” un poco la violencia en el país, lo que evidentemente no ha sucedido
La violencia se nota mucho, sobre todo en el centro del país donde las bandas han estado agrediendo violentamente a la sociedad, como es el caso de Guanajuato, que no termino de explicarme cómo lo dejaron caer. Se han incrementado delitos que ya existían, pero no se notaban tanto, como la trata de personas, la agresión a las mujeres —que es una cosa terrible—, porque lo que tiene que ver con el trasiego de droga es una cosa que siempre ha estado ahí. Se puede mover en otras rutas, con otra gente, porque el universo de los adictos no baja y creo que con la pandemia se debió incrementar el número en el país más poderoso del mundo. Las bandas proveedoras debieron usar personal extra para cumplir con su mercado, pero veo que la variación de los delitos va hacia otro lado y la manera en que se nota es muy fuerte.
¿El gobierno se está viendo superado por la delincuencia organizada?
Si el gobierno tiene un plan, es un plan muy suave, que no responde a la realidad. Algo ha faltado, porque todos los movimientos espectaculares y mediáticos que ha habido, sobre todo con la creación de la Guardia Nacional, no se han notado con los niveles de violencia, cada vez más fuerte y, en ese aspecto, diría que las bandas han crecido, le han faltado al respeto a la autoridad, como lo podemos ver con el atentado a (Omar) García Harfuch.
La mitología de la delincuencia en el mundo es que siempre hay acuerdos en relación con las altas esferas que dirigen la seguridad o administran la justicia, y eso es muy difícil que se rompa: pueden caer los de abajo, los gobiernos y las mismas bandas tienen algo que llaman ‘personal de desperdicio’, pero que ataquen a un jefe (de la policía) es un mensaje muy fuerte contra el gobierno y una manera de exhibir el poder que las bandas tienen.
La gran cantidad de gente que participó, que afortunadamente para el secretario eran novatos, porque si hubieran sido expertos no se salva, da cuenta de la capacidad de convocatoria que tienen y lo que se atreven a hacer (las bandas). En ese sentido, al gobierno le toca reforzar lo que llamamos la mano izquierda, porque realmente se está convirtiendo en una burla de las bandas y eso es muy grave. En Culiacán le perdieron el respeto al ejército y allá le están perdiendo el respeto a la Guardia y a la policía.
Por otro lado, el arte y la cultura se convirtieron en parte de un mensaje dentro de la pandemia, ¿de qué sirven ambas manifestaciones para afrontar la incertidumbre de nuestro presente?
Desgraciadamente, México es un país donde el 70-80 por ciento de la población no tiene contacto directo con las manifestaciones artísticas, eso hace que no aprecie todos los esfuerzos de los artistas o de las personas que están tratando de crear mensajes para intentar evitar la pérdida de confianza, de esperanza.
En ese aspecto, la cultura ha beneficiado a los que benefician siempre. Sin embargo, no hemos parado, debemos tener esperanza, reforzar la capacidad de ser nosotros mismos, de tener confianza y, sobre todo, de ser prudentes y esperar. La vacuna (contra el coronavirus) avanza muy rápido, esperemos que haya un medicamento que pueda darnos esperanza; mientras tanto, debemos leer los libros que tenemos pendientes, hay maneras de ver cine, hay conciertos… los artistas no han parado de hacer cosas en línea.
Hemos visto muchos colectivos, productores, asociaciones que han perdido su fuente de trabajo, ¿cómo reflexionas sobre el apoyo brindado por las autoridades?
Lo que han ofrecido ha sido muy mezquino y siempre tengo la sensación de que el apoyo es muy centralista. El país es muy grande y no sé cómo les estará yendo a los artistas de Campeche o de Yucatán, o a los del norte: lo que sí sé es que los de Sinaloa no han recibido nada, ni siquiera una propuesta para presentar proyectos. No son tan claras las políticas del gobierno y la eliminación de los fideicomisos me parecen un atentado a medianoche, con lluvia y nieve, para el sector artístico. No he visto, como me gustaría ver, a mi amiga Alejandra Frausto, a Marina (Núñez Bespalova) empujar más para que no se cometa ese atentado: los apoyos que los gobiernos han dado son muy importantes para el desarrollo del arte en México.
He escuchado a un historiador italiano hablar de la argentinización del mundo, lo que tiene que ver con la necesidad de todos los países de endeudarse, porque 120 millones de mexicanos merecemos un esfuerzo más decidido de nuestro gobierno: los mexicanos somos bien chambeadores, y ahora no se puede trabajar, al menos que nos apoyen para sostenernos, para sostener a los hijos mientras se puede trabajar y que la planta productiva se reactive.
¿Las sociedades, en especial la mexicana, cambiarán después de estos días de encierro?
No creo que cambiemos mucho. México es un país de gente acostumbrada a perder, pero también estamos preparados para enfrentar la adversidad. Creo que tenemos un gen que nos incita a enfrentarnos a la adversidad y buscarle de todas las maneras posibles: eso tiene que ver con la idea de que los mexicanos, con un clip son capaces de volar una nave espacial. Creo que todo el pueblo de México va a salir trabajando, los artistas se van a reponer: lo único que están pidiendo son apoyos mínimos.
La pandemia es muy extraña: no podemos meterla en un espectro fijo, porque el virus muta, a algunos los afecta de una manera, a otros los daña hasta morir; en este momento todos tenemos que buscar información para enfrentarla con éxito y debemos salir muy fortalecidos y eso podría hacer un cambio en la percepción de sí mismo del mexicano. Los que podamos salir de esta nos vamos a sentir muy bien.
¿Nos dejará algún tipo de aprendizaje este proceso?
A más de cuatro meses de confinamiento, todos tenemos aprendizajes. Algunos terribles, porque la naturaleza de cada quien es variable. Algunos de mis colegas extrañan las giras. Yo me siento muy bien, me la estoy pasado a gusto. Tenía un año brutal: cuatro viajes a Europa, dos a Sudamérica… me salvé, pero tenemos que esperar a ver cómo nos afecta; a los artistas escénicos les gusta el contacto con el público, la transpiración, pero los que somos creadores más clásicos, mientras estemos en nuestros estudios vamos a estar más tranquilos. En general, buena parte de la población está mostrando el carácter, no se da por vencida: tiene que salir con más ánimo, para al menos tener el orgullo de no haber caído.
Perfil.Élmer Mendoza Escritor
Nació en Culiacán, Sinaloa en 1949. Ingeniero en Electrónica por el IPN, estudió también Literatura Española en la UNAM. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua y presidente de El Colegio de Sinaloa. Entre otros premios, en 2007 obtuvo el Tusquets de Novela por Balas de plata.
Frases
“Si el gobierno tiene un plan (contra la delincuencia organizada), es un plan muy suave, que no responde a la realidad”“La eliminación de los fideicomisos me parecen un atentado a medianoche, con lluvia y nieve, para el sector artístico”
“Todos tenemos que buscar información para enfrentar (la pandemia) con éxito y salir muy fortalecidos”
ledz