Miriam Pérez es una mediadora de lectura con una sala en la comunidad mixteca de Acatlán de Osorio, en Puebla, muy cerca de la frontera con Oaxaca. Después de una experiencia con niños y jóvenes de la capital poblana, decidió establecer la sala de lectura “Ña mi ya’a sana’a Ñumi” (Historias de mi pueblo), con lo que se ha dado cuenta de los retos que se enfrentan para fomentar el acercamiento a los libros.
“Más que trabajar solamente la línea de mediación de lectura, se trata de involucrarse con la comunidad y con todo lo que sucede, no solamente a partir de los libros, sino de la vida cotidiana, de la cultura que se manifiesta día con día; vinculándolo también a la literatura, nos damos cuenta de que podemos elegir otros caminos, que podemos conocer otras opciones de vida”.
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En su caso, la mediación de lectura no solo ha sido la vinculación con los libros, sino el conocimiento y la apropiación de la propia cultura a partir del conocimiento de otras culturas reflejadas en los libros, las historias, los autores, para “saber dónde estamos parados y hacia dónde vamos”, a decir de Miriam Pérez, sobre todo “abogo mucho por el conocimiento que hace falta en las comunidades indígenas para saber cómo funciona el sistema, cómo debemos movernos en este mundo globalizado”.
Ella será una de las protagonistas del Encuentro Nacional de Salas de Lecturas en Lenguas Nacionales 2021, a desarrollarse del 6 al 9 de agosto, de forma digital, coordinado por el Fondo de Cultura Económica y la Dirección General de Publicaciones,
Para Luis Pérez, de la sala de lectura La Mitocondria, ubicada en la comunidad de Nuevo Limar, Tila, en Chiapas, no siempre es difícil desarrollar el trabajo de mediador de lectura, porque a final de cuentas aprendemos a leer y a escribir en español. Sin embargo, “en todos los hermanos indígenas existe esta parte en la que nos preguntamos por qué estamos en cierta condición, mientras el mundo gira de otro modo”.
“El indígena también queda un poco marginado cuando no entiende muy bien qué pasa con su entorno, porque a final de cuentas lo que ocurre con los pueblos tiene que ver con una política de Estado. ¿Cómo mediar la lectura para eso? La lectura provoca las charlas en las que hablamos de esos temas y nos impulsan para que los lectores aprendan a hacer la pregunta: cuál es mi papel en la sociedad en la que vivo”.
Con 25 años de historia, el Programa Nacional de Salas de Lectura (PNSL) se sostiene en una figura como la de mediadores entre el libro y el lector, y que de manera voluntaria promueven la lectura entre sus comunidades. En el encuentro, se apuesta a dar la voz a las comunidades originarias, como parte de la conmemoración, el 9 de agosto, del Día Mundial de los Pueblos Indígenas.
De ahí la importancia que el promotor chiapaneco le da a la reunión: se trata de mostrar la riqueza cultural que los define, pero también los retos que enfrentan, porque cada uno de los pueblos, de las 68 lenguas que se hablan en el país, han sobrevivido a lo largo de la historia, en medio de historias de despojo y marginación.
“Son pueblos que luchan a diario; sin embargo, muchas de estas situaciones tendrían que mejorarse a partir del acercamiento a los libros. Somos ricos en el conocimiento ancestral, pero no podemos hacer a un lado el conocimiento de los avances científicos de nuestro tiempo”, reconoce Alfredo Pérez.
En ese sentido, Mirian Pérez reflexiona sobre la necesidad de pararse en este mundo globalizado “y saber caminar sobre la selva de concreto. Creo que la mediación de lectura va hacia ese camino, a poder identificarnos y reconocernos para estar más fuertes”.
El Encuentro Nacional de Salas de Lectura en Lenguas Nacionales reunirá a 25 mediadores de las distintas regiones del país, de 14 estados, cuyas actividades se podrán seguir a través de la página https://www.facebook.com/FCEMexico
nerc