'Un enemigo del pueblo' de Ibsen se convierte en comedia costumbrista mexicana

El director de escena Omar Olvera adaptó el drama clásico del noruego Henrik Ibsen al contexto político y social mexicano en el año clave de 1994.

Sergio Bonilla y Anabel Ferreira forman parte del elenco. (Foto: Brian Nolasco)
Ciudad de México /

El director de escena Omar Olvera adaptó, en tono de comedia e incluso de farsa, el drama clásico del noruego Henrik Ibsen Un enemigo del pueblo (1882), al contexto político y social mexicano en el año clave de 1994, con la convicción de su vigencia y de que el aburrimiento es el peor enemigo del teatro.

“Las obras más controvertidas siempre se han hecho con mucha seriedad, así que empecé a estudiar de qué manera podría contar la pieza de Ibsen en nuestro contexto mexicano, porque es muy importante su vigencia con temas como la manipulación de los medios, la corrupción y la desigualdad”, dice Olvera.

​Con el auspicio de la embajada de Noruega, Olvera estrenó El enemigo del pueblo en el Foro Shakespeare el pasado 22 de julio, en breve temporada de funciones los lunes hasta el 9 de septiembre, con un elenco encabezado por Sergio Bonilla, como el doctor Thomas Stockmann; Anabel Ferreira, Enrique Chi, Raúl Bretón, Lucía Huacuja, Américo del Río, Gabriela Orsen y Jorge Escandón.

Olvera recordó en entrevista que lleva años trabajando con la comedia, que considera una herramienta teatral con la misma seriedad que otros géneros, y por eso optó por ella para montar a Ibsen en México en 1994, cuyos acontecimientos clave, como la rebelión zapatista o el asesinato de Luis Donaldo Colosio se van dando como noticias en una rotativa que muestra al público las portadas del diario local.

“Aprendí de Peter Brooks que el aburrimiento es el peor enemigo del teatro y por ello al público hay que corresponderle con entretenimiento, reflexión y contenido. El enemigo del pueblo aborda temas muy vigentes en México, como el absurdo de las decisiones de nuestros políticos y lo cómico que son las situaciones, eventos y debates políticos en el país, a pesar de abordar temas como la corrupción.

“Por eso ambienté la obra en 1994, un año clave, un parteaguas para México cuyos efectos siguen resonando 30 años después con las preocupaciones que Ibsen quiso compartir hace casi 150 años. Y la historia ocurre así en un pueblo árido, en un lugar indefinido en el norte del país”, agrega el director.

En la producción de Grupo de las Artes, Producción Escénica SE y Dunkel Arts, el pueblo ha comenzado a prosperar gracias al balneario de aguas termales curativas que atrae a turistas, pero el doctor Stockmann ha descubierto que las aguas están contaminadas y está dispuesto a luchar incluso contra su hermano, el alcalde (Enrique Chi), entre sombrerazos y jitomatazos, para frenar el proyecto.

Con la consigna de que “las mayorías nunca tienen la razón”, en especial al oponerse al cierre del balneario y su saneamiento a pesar de las evidencias científicas sobre su contaminación, el Doctor enfrenta a la ciudadanía (representada por el personaje de Anabel Ferreira) y la prensa corrompida, para convertirse en el enemigo del pueblo, pero también en “el hombre más poderoso, el que está solo”.

Justo abordar el tema de las mayorías, que Ibsen desarrolla en el cuarto acto de Un enemigo del pueblo se convirtió en un tema difícil para llevar a escena en El enemigo del pueblo, reconoció Omar Olvera, porque la obra se empezó a prepara en vísperas de la elección presidencial del pasado 2 de junio y se estrenó más de un mes después de que resultara ganadora la candidata oficialista Claudia Sheinbaum.

“Nos parecía muy complejo, difícil de tocar a unas semanas de la elección presidencial, en donde la gran mayoría tomó una decisión. ¿Cómo traer eso a la mesa cuando Ibsen señala que la mayoría no siempre tiene la razón, en especial en la obra donde su justificación viene de la ciencia?”, expuso.

Sergio Bonilla celebró en entrevista que tanto la obra de Ibsen, como la adaptación que hicieron de ella Olvera y Jorge Escandón para la puesta en escena en el Foro Shakespeare, no sean panfletarias ni aleccionadoras, sino que despierten incógnitas y cuestionamientos sobre las contradicciones humanas.

“No es fortuito ni casualidad que esta obra de Ibsen se esté presentando también ahorita en Londres y Nueva York, el mundo está viviendo una etapa de transición. Es un texto que expone varias fisuras de nuestra sociedad, como resaltar las contradicciones humanas que en esencia somos los seres humanos.

“Los seres humanos somos contradicciones, pero eso no quiere decir que no se digan verdades que debamos reconocer. La obra muestra que el pensamiento de las masas es peligroso y se puede volver estúpido, y si alimentamos esa bola de nieve puede ser un error fatal”, agregó el hijo de Héctor Bonilla.

Anabel Ferreira, quien debutó en el Foro Shakespeare después de años de carrera, comentó también en la entrevista que tanto su personaje, que representa a la ciudadanía, como el del doctor Stockmann, sólo ven por sus propios intereses, algo que para ella Ibsen tuvo claro como parte de la condición humana.

“A mí me da mucha ternura cómo los seres humanos tendemos a ocultar las verdades que sabemos implícitas como consecuencias de nuestros actos. Tendemos a hacernos tontos al anteponer nuestros propios intereses. El día que el mundo tenga una verdadera conciencia social y que a nivel individual intentemos entender que nuestros actos tienen consecuencias, actuaremos de otro modo”, dijo Ferreira.

PCL

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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