'La gaviota', Chéjov a la mexicana con teatro inmersivo

Ana Laura González decidió debutar con la obra de Anton Chéjov La gaviota en el foro Contigo América.

La obra narra la historia de varias personas que se reúnen en una casa de campo a la orilla de un lago (Especial).
José Juan de Ávila
Ciudad de México /

La directora, productora y actriz Ana Laura González decidió debutar con la obra de Anton Chéjov La gaviota en el foro Contigo América, en una mexicanización del drama con una propuesta inmersiva.

“Es una adaptación de la obra a México, en la época actual, con una propuesta inmersiva, en la que participantes del público pueden interactuar con los actores dentro del dispositivo que se maneja”, explica en entrevista González, quien también produce la pieza que se estrenó el pasado 3 de septiembre y se presentará sólo otros dos sábados más en espacio de la calle de Arkansas 156, Nápoles.
“La gaviota es metateatral, es decir: teatro dentro del teatro. Tomamos esta oportunidad para invitar a interactuar al público dentro de la obra, los asistentes son invitados a entrar a la casa de la familia Trueba en esta propuesta teatral donde la gente puede formar parte de esta obra que se lleva a cabo dentro de otra obra. Son invitados a una reunión de amigos, a la casa de esta familia, es una atmósfera de fiesta”, explica la joven directora de escena, también responsable del vestuario contemporáneo.

La gaviota de González narra la historia de varias personas que se reúnen en una casa de campo a la orilla de un lago. Gertrudis es una actriz soberbia y castrante con su hijo Carlos, que quiere ser dramaturgo pero sufre el bullying de la madre. El amante de ésta, Claudio, un escritor famoso pero mediocre seduce a Marina, novia de Carlos y aspirante a actriz que está dispuesta a todo por convertirse en una celebridad, y se la lleva a la ciudad para luego abandonarla y regresar con Gertrudis.

La producción totalmente independiente se desarrolla con acierto en el foro Contigo América, que tiene la arquitectura de una casa, por lo que agrega que su equipo y el elenco aprovecharon la arquitectura original y la escenografía está acomodada de tal forma que parece una caja de muñecas partida a la mitad, en la que el público puede ver transitar a los actores de un piso al otro y escenas simultáneas.

Rinde homenaje a La Tragedia de Hamlet, príncipe de Dinamarca, de William Shakespeare, en la que la obra del ruso se inspiró, al otorgarle González los nombres de dos personajes del drama isabelino a los de Chéjov, la actriz Irina Arkadina es Gertrudis y su amante, el escritor Boris Trigorin, Claudio.

“Los nombres de Arkadina y de Trigorin se modificaron para ajustarse a los de los reyes de Dinamarca, Gertrudis y Claudio, justo para hacer referencia a Hamlet. La adaptación trata de mantener en su totalidad los temas que aborda Chéjov en La gaviota, con una crítica social a las falsas aspiraciones que uno tiene sobre la fama, el dinero, el éxito y cómo a veces uno pierde el enfoque de que la felicidad está en defender lo que uno ama, en la propia vocación, y no en el reconocimiento ajeno, no en el valor que nos ponen los demás; la crítica que hace Chéjov está muy fuerte representada en mi propuesta.
“Los temas de los vacíos y de la inconformidad también están presentes. Además, hay una crítica social muy fuerte sobre la diferencia de clases, que recuperamos con un nuevo personaje que se integra, una empleada doméstica, Fide, y justo se ve cómo estos personajes abusan del trabajo de la gente en el hogar y cómo están dispuestos a pasar sobre cualquier persona para obtener lo que desean”, añade.

El elenco está formado por Kerygma Flores (Gertrudis/Arkadina), Jorge Mejía (Claudio), Hugo Rocha (Carlos/Konstantin Tréplev, hijo de Arkadina y dramaturgo experimental), su novia Miranda Labardini (Marina/Nina/La gaviota), Brenda Cruz (María/Masha), Alan Ruiz (Enrique) y Alhelí Abrego, que interpreta a Fide, la sirvienta que reúne a varios personajes de clase baja en la obra original de Chéjov.

González, quien también se hace llamar Loretta, indicó que encontrar a los actores que encarnaran a los sus personajes fue un gran reto, pero que buscó e incorporó a aquellos actores y actrices que tuvieran como características personales ser “la generosidad y la escucha, porque es una obra de relaciones”.

“Tienen que ser actores muy generosos, que sepan escuchar al otro, para ponerse en relación. Muchas cosas que pasan en acción no suceden literalmente dentro de la obra, están más en lo que se dice, entre los personajes, en las relaciones de los personajes que alcanzamos a ver. Tienen que ser actores que sepan escuchar al otro, y que se sepan entregarse del todo al trabajo, entrarle sin limitaciones”, expuso.

Puso de ejemplo al personaje nuevo de Fide para que el espectáculo no se volviera caótico con el público, en su propuesta de teatro inmersivo.

“Fide es la empleada que justo hace esta conexión desde que la gente está afuera del teatro; ella empieza a generar esta convención e invita de alguna forma a los asistentes a entrar al juego, al dispositivo escénico. Ella es la guía de la experiencia, ella contiene al público y da las instrucciones, de modo que no esté desorganizado para que los espectadores sepan moverse y en qué momento”, agrega.

PJG

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