En medio de la pandemia y el cierre de los teatros del mundo, Michel Hausmann de Miami New Drama Theatre, encontró la manera de llevar sus obras a un sitio seguro para los espectadores. Las vitrinas de una tienda en Lincoln Road se convirtieron en el escenario perfecto para ofrecer al público una alternativa artística y creativa. Ha sido un éxito.
¿Cómo fue tu primer encuentro con el teatro en Venezuela?
En general, siempre me ha entusiasmado la narración de historias. Amo las historias. Me encanta ir al cine e hice teatro desde que era chico. Además, Caracas tuvo uno de los festivales de teatro más grandes del mundo; el teatro era importante para los venezolanos. Asistir a una obra era parte de la vida cotidiana de la gente allá.
Creo que llegué a la edad profesional en un momento de crisis. A principios de la década del 2000, cuando comencé a trabajar en Venezuela, hubo un conjunto de sucesos en el país que mermaron el auge del teatro: la crisis económica de los 90, el ascenso de Chávez y la muerte de muchos profesionales del teatro debido al rebrote del sida. Todo esto dejó un vacío en el mundo artístico y, aunque era joven, lo resentí.
¿Estudiaste teatro en Nueva York?
Entré en un maravilloso programa de teatro en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos. Estudié Dirección de teatro, que es una carrera pequeña, muy competitiva, de la cual solo se gradúan seis estudiantes por año. Después de terminar, me di cuenta de que no tenía ningún sentido comenzar una nueva compañía de teatro en Nueva York. Así que me mudé a Miami porque, en ese momento, era la metrópoli más grande de Estados Unidos sin un teatro regional profesional. Quería ayudar a crear una compañía de teatro de clase mundial ahí.
¿Así empezó Miami New Drama?
Sí, comencé a rentar el Colony Theater, un hermoso teatro estilo art déco con 417 asientos. En ese momento, estaba dirigido por una empresa con fines de lucro. Produje, dirigí y escribí el libro para un musical llamado El Golem de La Habana. Fue un exitazo. Después de eso, los convencí de que me dieran el teatro para administrarlo. Es un verdadero caso de éxito y ahora estamos en nuestro quinto año de producciones.
Tus producciones suelen darle un giro único a las obras tradicionales estadunidenses, cuéntanos sobre esto.
Sí, eso hacemos. Por ejemplo, en la producción de Our Town, la obra de teatro más producida en Estados Unidos, ofrecimos la primera versión trilingüe: en español, inglés y criollo. Y ahora, Samuel French, el editor de obras de teatro más importante de Estados Unidos, está publicando nuestra versión trilingüe de Our Town.
¿Cómo te vino la idea de actuar desde los enormes escaparates de las tiendas con vista a la calle?
Estaba cargando mi auto en la oficina y desde ahí veía todos los escaparates vacíos. En ese momento pensé en lo perfectos que eran esos escenarios. Supongamos que pongo a los actores dentro de los escaparates y al público afuera. También sabía que debía haber una forma para que la gente de afuera escuchara lo que estaba sucediendo adentro. Y luego pensé, bueno, ¿qué puedo hacer? ¿Qué tipo de historia puedo contar en varios escaparates?
Todas las presentaciones en vivo requieren de una tremenda logística humana. Eso es lo que has hecho con esta producción, pero ¿en qué se diferencia esta de la preparación de los shows anteriores?
Estábamos actuando a media cuadra de nuestro teatro, pero es como si estuviéramos actuando en la luna. Somos muy buenos interpretando, produciendo, entendiendo a todo nuestro equipo y conocemos las limitaciones técnicas de nuestro teatro. Pero aquí, fuera del teatro, fue realmente complicado; detrás de todo esto trabajaron 100 personas que lograron que esta obra fuera representada en escaparates durante cuatro semanas, y teníamos aproximadamente 45 personas a la semana trabajando en la obra mientras se realizaban las actuaciones.
¿Cuáles son algunas de las formas en las que has tenido que innovar para esta obra?
Creo que la gran pregunta que deberíamos hacernos aquí es: ¿cómo damos un giro para seguir adelante? La industria del periodismo tuvo una gran disrupción que comenzó hace 20 años con la llegada de lo digital. Los periódicos de éxito fueron los que se dieron cuenta de que no estaban en el negocio de la impresión sino en el del periodismo. Requiere un cambio de paradigma. Cuando ocurre una disrupción significativa en el mundo del teatro, debemos preguntarnos: ¿qué hacemos? Tenemos que hacer un cambio en el modelo de negocio. No estamos en el negocio de vender entradas, sino de contar historias en vivo. De repente empiezas a ver el mundo de una manera completamente diferente y comprendes las limitaciones de los miedos de una manera completamente diferente.
bgpa