Artes circenses. “En México se ha estancado el circo”, afirman clowns

El lenguaje y la tradición de las artes circenses siguen presentes en los escenarios teatrales, en la calle y en los circos; sin embargo, para Malcom Méndez, de la compañía La Gran Pompa, agrupación que celebra 18 años de creación, “en México se ha estancado mucho el circo, y no quiero decir que hay una decadencia, pero desde los 70 llegó como un apogeo y ahí quedó estancado, y con la prohibición de los animales decayó como negocio, como ente empresarial”.

A pesar de ello, también destaca que en la actualidad hay “jóvenes interesados, pero a veces no hay suficiente información de la naturaleza del circo y lo que implica, de cómo abordarlo, del público. Nuestra apuesta es mantener y generar nuevos actos de repertorio que contengan esta naturaleza del circo que, por sí misma, es conmover, impresionar, asombrar, asustar”.

La Gran Pompa, conformada por Malcom Méndez y Valerio Vázquez, presentará en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, en el contexto del Día del Niño, el espectáculo A Capricho, una puesta en escena para toda la familia y que fue la primera pieza creada por la compañía.

“El hilo conductor es interesante porque en un inicio solo era una espectáculo como a manera de varieté: un acto seguido de otro que no necesariamente tiene una relación, que no hay una dramaturgia o una historia o trama, pero justo con esta experiencia en funciones nos hemos dado cuenta que es un espectáculo que podría tratarse de una especie de competencia para lograr el favor del público y eso gira en torno a la amistad, digamos que los personajes quieren impresionar al público, provocar el aplauso”, dice Malcom Méndez.

Mientras que para Valerio Vázquez, la pieza refleja el aprendizaje de adaptación al público, “por eso se llama A capricho, porque es a capricho del público, de las circunstancias, de lo que sucede”.

Diversos públicos

La Gran Pompa se ha presentado en diversos escenarios y festivales, pero también en otros países, lo que ha llevado a la agrupación a ganar reconocimientos como el Grand Prix, premio que se otorga en el Festival Internacional de Mimos y Clowns Comediada, en Odesa, Ucrania.

Con su gran cabellera que asemeja un algodón de azúcar, Malcom Méndez recuerda sus inicios en las artes escénicas: “El teatro era algo que nos movía mucho desde el principio, y poco a poco al ir experimentando las variantes de las artes escénicas confluimos en el circo, en el arte circense y el arte del payaso, lo que nos abrió un mundo de posibilidades: de medios de expresión, de trucos, de lenguaje, de probar otras formas más allá de la concepción teatral de la cuarta pared”.

Porque, Valerio Vázquez agrega: 

“El teatro como lo habíamos conocido era una cosa muy abstracta, difícil de saber si lo que uno estaba haciendo era o no era lo que le pedían, porque tampoco teníamos la escucha del público; entonces, cuando descubrimos el arte del payaso o el arte circense, nos dimos cuenta de que había manera de enterarse si lo que uno hacía al público le impactaba o no, aplaudían o se reían, o gritan o algo”.

En cuanto al paso de los años y la práctica del arte circense, ambos clowns coinciden en que es una intensa transformación lo que ha llevado al surgimiento de conceptos como circo contemporáneo, nuevo circo, danza circo o teatro circo. Sin embargo, todo eso resulta cuestionable por la misma naturaleza del circo y de su transformación con la prohibición del uso de animales.

De igual forma, coinciden que las nuevas compañías tienen a priori la intención de transmitir un mensaje, de dar cierto juicio o hablar de un tema en específico. 

“Creo que eso muchas veces se contrapone a la naturaleza del circo, que es mucho más simple en ese sentido. Sí se llega a decir algo, sí se puede captar cosas pero no a ese nivel teatral, digamos, dramático”, concluye Valerio Vázquez. 

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