‘Tía Hoja’

Teatro

En esta pieza estupenda bajo la dirección de Mosseau, el solo rostro de la actriz mexicana y esporádicamente las manos son suficientes para que se desdoble en múltiples personajes.

Las posibilidades de la voz en esta maestra profesional del método Linklater se despliegan en amplio diapasón. (Especial)
Jaime Chabaud Magnus
Ciudad de México /

Indira Pensado me ha dejado conmovido con un deslumbrante poema de polifonías que ha tejido con la dramaturga Bárbara Wiechmann y el director Jeff Mosseau (ambos neoyorquinos) bajo el nombre de Tía Hoja; mismo que pudimos disfrutar por YouTube en días pasados y que estará circulando próximamente. Este trabajo nacido de la colaboración binacional México-USA me ha llevado del cuento de terror infantil al vértigo de la insania mental o al desbordamiento de esa máquina fabular que es nuestro cerebro. Este relato escénico que tiene su carga de drama y dialogicidad nos hace transitar por mundos que podríamos llamar de las infancias, de los miedos y de los descubrimientos que en la sobrina de la tía Hoja, Anabel, suceden cuando se da cuenta que no solo puede imaginar cosas reales sino mundos hipotéticos y hasta fantásticos. ¿Qué dirían los neurocientíficos? Que en la pequeña Anabel entra en funcionamiento la “máquina proyectiva” (Alain Berthoz) que habita a los humanos y nos diferencia de los demás seres vivos.

Debo decir que, quizá porque en mi agrupación teatral somos muy malos para hacer teatro en video, no pude hacerme adicto a las transmisiones por las diversas plataformas para acercarnos —de manera bidimensional— a las muchas expresiones teatrales que se desbordaron durante la pandemia. Sin embargo, el trabajo para una sola actriz, la fascinante Indira Pensado en esta Tía Hoja, resulta conmocionante y perturbador por lo que provoca en el espectador. En esta pieza estupenda bajo la dirección de Mosseau, el solo rostro de la actriz mexicana y esporádicamente las manos son suficientes para que se desdoble en múltiples personajes, amén de la narradora, en un delirante unipersonal que nos conmueve y sacude. Las posibilidades de la voz en esta maestra profesional del método Linklater se despliegan en amplio diapasón, así como la mímica del rostro que apoya y construye esos muchos yoes que habitan el breve espacio escénico capturado por la cámara. Cuando alguien lo hace bien, uno deja de odiar por una hora y pocos minutos el teatro grabado.

TRASPUNTE

UNA OBRA QUE REFIERE A SAMUEL BECKETT

Esta puesta en cámara de Tía Hoja nos recuerda No Yo de Samuel Beckett que grabara para TV la BBC en 1975 con la sola boca y voz de Billie Whitelaw. No pueden perderse Tía Hoja cuando la topen en versión digital o en una sala de teatro cuando la vida regrese a los tablados.


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