En la bibliografía de Laura Baeza (Campeche, 1988) se cuenta el libro de cuentos Época de cerezos, lo que de alguna manera le valió ser seleccionada por la FIL Guadalajara dentro del programa “Al ruedo: ocho talentos mexicanos”, como una de las propuestas narrativas para el futuro.
Ahora llega con su primera novela, Niebla ardiente (Alfaguara, 2021), en la cual se mezclan no sólo temas, sino preocupaciones de la escritora, quien la concibe como una obra polifónica, que no se centra sólo en un acontecimiento que, sí, es el detonante: la desaparición de una chica.
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“Pero también se concentra en las relaciones familiares, principalmente entre madres e hijas, y entre hermanas, y las ausencias, en este caso la del padre, que es una constante en los hogares mexicanos. Me interesaba escribir sobre la pérdida, tanto física como emocional, por eso la protagonista, Esther, está en una constante búsqueda casi de la reparación del daño para ella misma”.
De esa manera, cuenta la escritora, la historia va de las pérdidas, de las ausencias y también de la falta de identidad de las mujeres desaparecidas; al mismo tiempo, es una historia de cómplices, donde hay un personaje masculino: un ex periodista que no pudo hacer mucho ni por sus compañeros, ni por su familia y también quedó disuelto.
“El detonante de la escritura fue la complejidad de las relaciones familiares y cómo la pérdida de uno de sus miembros puede disolver los vínculos, que son totalmente estrechos, el de la madre y la hija creo que es el más fuerte que tenemos, pero también puede quedar disuelto y tener la figura de la madre como un punto verde en un chat, cuando antes era lo más importante”.
Dentro de las múltiples perspectivas que se planteó Laura Baeza al momento de escribir Niebla ardiente, la violencia juega un papel central dentro de la historia, si bien en las diferentes formas que puede asumir, como la manera en que, como sociedades, hablamos sobre la enfermedad mental o alguna condición mental.
“Escribir sin que se sienta como una falta de respeto o sobreexponer a las personas que la padecen. No quería convertirla únicamente en una novela sobre la violencia, creo que está presente ahí y no era necesario profundizar en ella: hay momentos en los que debo contar cómo fue, aunque no quise hacerlo con la crudeza con la que yo leía las noticias”.
En la novela se cuenta la historia de Esther, cuyo recuerdo de infancia y juventud se reduce a la enfermedad mental padecida por su hermana, a los cuidados necesarios y a las precauciones siempre insuficientes, pero también a su desaparición y asesinato; no es una novela autobiográfica, afortunadamente, pero sí tiene elementos de historia propia, “porque si no hubiera considerado parte de mi historia de vida, no habría podido abundar en algunos temas o darles dimensión”.
El proceso de escritura puede ser muy rápido para Laura Baeza, pero no tanto pensar en la historia: puede tardar un par de años pensando en la historia y ponerlo en papel ya es más rápido, “aunque luego viene el proceso de la edición y de darle forma. Es una escritura totalmente en solitario”.
PCL