Los sonideros han generado mucho revuelo en los últimos meses debido al gran impacto en redes sociales de Medio Metro, apodo del bailarín José Eduardo, y de Sonido Pirata, proyecto que encabeza Julián Ramírez. Esto ha llevado a muchas personas a interesarse por este tipo de expresión musical, que data desde hace muchos años cuando el género musical tropical empezó a llamar la atención en diferentes barrios de la Ciudad de México.
Este género musical se había arraigado en el país gracias a la música proveniente de Cuba, que llegó a través del puerto de Veracruz en los años 30 y se consolidó en las décadas de 1940 y 1950 en la capital mexicana. Durante esta época, el género cinematográfico llamado Cine de rumberas, protagonizado por la cubana Ninón Sevilla, popularizó la rumba junto con otros ritmos musicales cubanos como el son montuno, el guaguancó, el danzón y el mambo, así como otros ritmos mezclados con la música mexicana, como los "boleros tropicales".
Durante los siguientes años se siguió popularizando hasta que en 1950 la tecnología electrónica junto con el cine y la radio permitieron que la música tropical cubana se difundiera por todo el país y fue así como los conocidos radios de bulbos consiguieran que se escuchara en algunos espacios públicos como kioscos o plazas, hasta llegar a las vecindades, donde se afianzó el gusto por la música tropical como forma de socialización, ya que cada vecino solía hacer fiestas por cualquier motivo, como cumpleaños, fiestas patronales, quinceañeras o bodas, las cuales se celebraban en el patio de la vecindad.
Los avances en sonido siguieron avanzando hasta que la idea de amenizar bailes, fiestas y eventos con aparatos amplificadores y música grabada comenzó a gestarse poco a poco al observar la práctica de musicalizar con grabaciones de vinilo y magnetofónicas en pequeños eventos. Si bien no se sabe quién inició este fenómeno, se destacan un par de barrios de la Ciudad de México como precursores: Tepito, San Juan de Aragón y el Peñón de los Baños durante la década de los años 60.
El primer sonidero en México
En los años 80, los hermanos Perea, quienes son originarios del barrio Peñón de los Baños, en la periferia del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México formaron los primeros "sonidos" o "discos móviles" con los nombres de Fascinación y Arcoiris, respectivamente. Dichos sonidos exponían discos de ritmos tropicales de grabaciones realizadas en el Caribe y Sudamérica, lo que los hizo destacar entre otros que se dedicaban al mismo ramo, y fue el detonante para la aparición de otros "sonideros" en el mismo lugar.
Otro sonido que se destacó en el Peñón de los Baños fue Las quince letras, posteriormente conocido como Sonido Estrella, dirigido por Luis Cruz y, actualmente, por Francisco Cruz. Estos tres sonidos son los primeros en México en desarrollar esta actividad. Después, la tendencia se extendió a otros barrios de la ciudad sobre todo en la zona oriente, como Sonido Tirzo en pistas de San Miguel Teotongo y Ciudad Nezahualcóyotl, donde destacaron Sonido Cache, Sonido Guarapera y Estrellas Kalu, entre otros.
Sin embargo, también es importante mencionar la presencia de un sonido originario de la colonia Artes Gráficas, mejor conocido como Ariel Pérez "el caballero de la salsa", que fue uno de los pioneros en el sistema totalmente estéreo e iluminación computerizada y que se destacó en la Ciudad de México y las zonas metropolitanas, como Naucalpan de Juárez y Nezahualcóyotl. Más tarde, Ariel Pérez y su equipo abrieron una pista dedicada al baile "Tropical" llamada "La Conchita", donde se realizaban eventos todos los viernes, algo similar a lo que había hecho Patrick Miller en el Club de Periodistas.
A.G.