Existe un método discursivo dentro de las ciencias sociales que nos permite nombrar correctamente a los fenómenos que estudiamos: a dicha forma de investigación se le llama epistemología y busca la correcta interpretación de las fuentes de información.
Hoy en día es muy frecuente que los expertos confundan algunos términos, por ejemplo la infraestructura urbana, la cual es muy frecuentemente confundida con la arquitectura. La infraestructura es aquello que está por debajo de la estructura, en la ciudad la forman todos los servicios y elementos que sirven para que los ciudadanos tengan acceso a todo lo que necesitan. La arquitectura es parte de una super-estructura que también está al servicio de las necesidades de la población, pero en un nivel distinto.
En ese mismo nivel están todos los objetos de uso cotidiano y los medios de transporte, materia del diseño industrial. Entonces, ¿cuál es la estructura a la que sirve la arquitectura? Podemos identificar con claridad que se trata de la sociedad con todos sus miembros, las personas, en fin, todos los habitantes de las ciudades. La idea de ciudad concebida por el célebre sociólogo francés Henri Lefebvre como la “Obra perpetua de los habitantes, a su vez móviles y movilizados por y para esta obra”, resalta el factor humano del urbanismo en libros como El derecho a la ciudad, publicado en 1968. También este notable pensador definió en su libro La producción del espacio, de 1974, a lo urbano como la ciudad menos su arquitectura.
Para explicar el lugar que ocupa la estructura social respecto a la arquitectura, podemos recurrir al ejemplo de los elementos que componen a un tren. La infraestructura es la ferrovía, los puentes y túneles por los que se mueven los carros. La super-estructura son los propios vagones ferroviarios, las locomotoras, las estaciones y las instalaciones para mantenimiento de red. Finalmente la estructura son los pasajeros a quienes presta servicio el tren.
TANGENTE
INTERROGANTES
Desde hace muchos años arquitectos y teóricos nos hemos preguntado para quién hacemos la arquitectura. ¿Para el público en general? ¿Para los demás arquitectos? ¿Para los críticos especializados? ¿Para los habitantes de los edificios?