Excluir y conservar

Casta diva

Iniciar nos aleja del final, escrita la primera palabra, las dudas conducirán a la única certeza, que a pesar de su irrevocable presencia, inspirará una desconfianza permanente

Fragmentos de la obra de Marcel Proust en la Morgan Library de Nueva York
Ciudad de México /

El inicio del libro Por el camino de Swann, del primer volumen de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, narra la larga trayectoria de la mente para alcanzar el sueño, la oscuridad, los pensamientos, la descripción de la estancia en la inactividad al tratar de dormir. En la Morgan Library de Nueva York, exponen parte de la colección de cartas y manuscritos de Pedro Correa do Lago, entre ellos el borrador de ese pasaje con la caligrafía minúscula de Proust. El papel está roto, separado de otras palabras inútiles, en una decisión implacable y temerosa, se puede leer que anotó que el personaje tenía un periódico en las manos, y después lo corrigió por un libro, como se conservó en la versión impresa. El contraste entre la prisa de que el papel retenga esa idea, y la profunda inmersión en la descripción de un tránsito que guarda las señales de la novela completa, gestada en la oscuridad de la habitación y del pensamiento. Las páginas del borrador de A la sombra de la muchachas en flor, están fragmentadas, corregidas, armadas en distintos papeles que rompía, recortaba y unía en su “cuaderno violeta” que contenía el manuscrito final, un collage solamente legible para él y la paciente Celeste. La confusa e impenetrable secuencia, contemplar cómo la creación está unida a la destrucción, que la novela alcanzó la perfección guiada por la duda, por el miedo, y que cada palabra lanza al abismo de un pensamiento que no deja de exigir, que la conclusión no fue una decisión, fue una fatalidad. Ahogado por el asma, respiraba para escribir, exhalaba cada palabra, los fragmentos anuncian que la muerte iba a terminar la novela, que Proust al comenzar con la oscuridad de la noche, estaba condenado a no detenerse. La forma en que rompe, avanza y regresa evocan el dolor con el que construía la historia, el papel memorizando un orden que la memoria ya no soporta, las tachaduras, la fuerza de la línea que mata palabras, frases, que llevan a otro sitio a los personajes, y el autor sacrificado en una falsa biografía. Excluir y eliminar dimensionan lo que conservamos, esa separación es central en la novela y es la fuerza de este testimonio. El papel tan frágil y efímero como la existencia, la caligrafía evidencía que no hay salida, que los sentimientos, ideas en cada página son una confrontación interna que no se resuelve, que mantiene la lucha. La belleza es inconclusa, y la tragedia es la imposibilidad de finalizar, nuestra razón de ser está encadenada a lo que nos aniquila.


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  • Avelina Lésper

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