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“Frida no pintó 'Feto, cactus y corazón'”: Helga Prignitz

La experta alemana dice a MILENIO que ella documentó desde 2013 que esta obra carece de sustento técnico y de procedencia para asegurar que es de la artista.

Ciudad de México /

El cuadro conocido como Feto, cactus y corazón, adjudicado a Frida Kahlo, es apócrifo debido a que carece de sustento técnico y de procedencia para asegurar que lo pintó la artista mexicana.

El óleo de 15.3x10.4 centímetros, adquirido por Carlos Phillips Olmedo en 2003, pasó a ser parte del acervo que custodia el Banco de México (que está a cargo del fideicomiso de los museos Anahuacalli y Casa Azul) sin que se comprobara su autenticidad y origen, dice la promotora cultural Hilda Trujillo.

Fachada del museo Diego Rivera Anahuacalli | Foto: Facebook del recinto
Fachada del museo Diego Rivera Anahuacalli | Foto: Facebook del recinto

Para sustentarlo, Trujillo, exdirectora de esos recintos, presenta el reporte que en 2013 realizó la prestigiosa historiadora de arte Helga Prignitz. Trujillo sostiene: “Phillips Olmedo obligaba a los directivos de los museos extranjeros a colgar este cuadro a cambio de prestarles toda la colección de Frida Kahlo”.

MILENIO tiene una copia de ese análisis con fecha el 31 de octubre de 2013 firmado por la doctora Prignitz y enviado, ese mismo año, al Instituto Nacional de Bellas Artes.

La especialista estudió el cuadro en el archivo del Museo Dolores Olmedo con la asistencia de Francisco Torres, empleado del lugar y descubrió que “previo a la fecha de su compra, no hay mención del cuadro en ninguna fuente”.

Consultada por MILENIO sobre la autenticidad del cuadro Sin título (Feto, cactus y corazón), Prignitz dice: “Muchas de las obras falsas de Frida Kahlo son como una enfermedad que hacen sufrir a Frida hasta después de su muerte”.

Desde Alemania, la experta en la obra de Kahlo, quien tradujo en 1977 la primera biografía de ella escrita por Raquel Tibol, dice: “Todo lo que sale ahora, es decir, lo que Frida pinta desde su tumba, es más de lo que realmente pintó cuando todavía estaba viva”.

La doctora reitera que todo lo que aparezca de la artista tiene que justificarse por medio de su origen y procedencia. “Y la procedencia de la pintura Feto, cactus y corazón lo que demuestra es la falsedad de la obra”.

Dudosa procedencia

El estudio que hizo en 2013, enfatiza, no es un estudio del estilo. “El estilo claro que me parece falso pero es muy difícil probar lo que parece a uno falso o no. Lo que sí se puede probar, o no, como en el caso del Feto es la procedencia”.

La autora del libro Frida Kahlo: obra completa de Helga Prignitz-Poda, editado en 2015 por el Museo Casa Azul, argumenta que los falsificadores son buenos pintores “pero no pueden falsificar de forma creíble la procedencia de un cuadro. En el caso del Feto me tomé la molestia de consultar la carpeta de los archivos del Museo Dolores Olmedo que contiene información sobre su dudosa procedencia. La persona que me dio acceso al expediente después fue despedida por el señor Carlos Phillips Olmedo”.

A partir de entonces, relata Helga Prignitz, “yo fui penalizada por el señor Olmedo al no permitir siquiera que me citaran los autores de la publicación de la Casa Azul. No se me dio permiso para seguir trabajando en ningún archivo, ni vendieron mis libros en la tienda, ni prestaron obras para ninguna de mis exposiciones. Realmente me hizo la vida muy difícil”.

Lo que le sorprende “es que el Inbal, contrariamente a lo que ellos sabían, permitió que ese cuadro viajara como obra de Frida Kahlo con todos los permisos temporales de exportación de todas las exposiciones realizadas desde entonces. Cada una de estos permisos que firmaron, cada licencia de exportación autorizada, confirmaba la autoría en contra de lo que se sabía”.

Al no existir prueba física de la existencia del cuadro, previo a 2003, “sería esencial tener una explicación comprensible y consistente de su proveniencia, sin embargo no la tenemos”, afirma.

¿Es urgente el catálogo razonado de Frida Kahlo para evitar falsificaciones de su obra?

Ya existen los catálogos. Lo importante es que las autoridades no autentiquen obras desconocidas y no catalogadas, como el libro Frida Kahlo, Das Gesamtwerk que se publicó en 1988 por mi parte en cooperación con Salomon Grimberg y Andrea Kettenmann; más el libro recién editado por Luis Martin Lozano en el libro Taschen Verlag, que incluye las obras encontradas por todos los especialistas.

"Así que se sabe muy bien cuáles son las obras de Frida. Cuando hicimos el Gesamtwerk, preguntamos e investigamos por años a todos los familiares y amigos de ella que todavía vivían entonces por las obras en su posesión. Lo mismo hizo Luis Martin Lozano: investigar cuidadosamente”.

Historia documentada

Para adquirir el cuadro Sin Título (Feto, cactus y corazón), Carlos Phillips Olmedo, hijo de Dolores Olmedo y ex director general de los museos Dolores Olmedo, Diego Rivera Anahuacalli y Frida Kahlo Casa Azul, encargó dos estudios para verificar su autenticidad, describe Helga Prignitz en “Reporte sobre la procedencia de un nuevo cuadro atribuido a Frida Kahlo”, que elaboró en 2013.

Uno de ellos fue un análisis grafológico realizado por José Efraín Sánchez Jiménez el 21 de marzo de 2003, quien concluyó que la firma que lleva el cuadro es auténtica.

El otro estudio, de agosto de 2003, fue examinado en el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico e Inmueble, cuyo titular era Walter Boelsterly Urrutia. Ese estudio indicaba “que no se considera capaz de dar una declaración definitiva sobre la autenticidad del cuadro” y apuntó ciertas discrepancias en el estilo de la pintura examinada contra otras obras de Kahlo. Boelsterly opinó que el estilo de las nubes en la parte superior de la pintura contrastaba con el meticuloso estilo usual de la artista. El experto señaló que los materiales empleados en el cuadro sí eran típicos del periodo en el que se cree que se pintó.

Aun así, el 3 de diciembre de 2003, Carlos Phillips Olmedo logró la autorización para adquirir el cuadro por parte del Comité Técnico del fideicomiso integrado por Alfredo Phillips Olmedo, Irene Phillips Olmedo, Eduardo Phillips Olmedo, Carlos Phillips Olmedo, Guadalupe Phillips Margain, Dolores Phillips Margain, Carlos Phillips Margain y Fernando Phillips Margain.

Sobre la supuesta historia del origen de la pintura, la experta argumenta que le parece ilógico que un galerista de finales de los 30 o principios de los 40 intercambiara con Carlos Pellicer un óleo de José María Velasco por un boceto incompleto de Frida Kahlo, pues para entonces Velasco ya era uno de los artistas mexicanos más famosos.

De aceptarse que una transacción entre Carlos Pellicer y la Galería de Arte, ubicada en Dolores 2, en el Centro Histórico de capital, ocurrió, “no tiene sentido que Pellicer, después de intercambiar su boceto de Frida Kahlo para adquirir el cuadro de Velasco, lo cediera a la Casa Azul en vez de colgarlo en su casa”.

Un Velasco ya era muy valioso, en aquella época: “En 1942 se le dedicó a él una gran retrospectiva en el Palacio de Bellas Artes. Por el contrario, en ese momento la obra de Frida Kahlo no había tenido una sola exposición en México. Todo esto nos lleva a preguntarnos ¿por qué un dueño de galería accedería a dicho intercambio dándole implícitamente un valor similar a ambos artistas?”

Helga Prignitz concluye: “Si bien es cierto que existe un óleo de José María Velasco en la Casa Azul, se desconocen su origen y su fecha de adquisición, y tampoco se tiene ningún otro dato de su adquisición en ninguna otra fuente”.

BSMM

  • Leticia Sánchez Medel
  • letymedel@yahoo.com.mx
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.

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