Fábrica textil de Mayorazgo, un recuerdo que vive en los poblanos

Historia

Era un molino de trigo, conocido entonces como San Cristóbal El Grande, y la convirtió en fábrica textil en 1842, siete años después de la Constancia Mexicana.

La ex fábrica textil de Mayorazgo ha desaparecido, la más importante después de la fábrica de la Constancia Mexicana (Andrés Lobato)
Rafael González
Puebla /

La ex fábrica textil de Mayorazgo ha desaparecido, la más importante después de la fábrica de la Constancia Mexicana, ahora se construirá ahí un nuevo desarrollo inmobiliario, pero lo que no desaparece son los recuerdos.

Don Agustín Mora Ramírez nació y creció en la colonia Mayorazgo. Sus años de infancia y juventud los vivió junto a su abuelo, quien era el propietario de la pulquería “Vamos con el tío”.

Don Agustín Mora asegura que la fábrica textil de Mayorazgo inició operaciones siendo propietario Gumersindo Sabiñón, socio de Esteban de Antuñano.

“Era un molino de trigo, conocido entonces como San Cristóbal El Grande, y la convierte en fábrica textil en 1842, siete años después de la Constancia Mexicana”.

En 1864, la vende a la familia española Quijano Rivera. Mayorazgo era una hacienda de 600 hectáreas. Después compran la Ranchería de Castillotla, que era de 787 hectáreas. “Dicen que eran los terratenientes con más propiedades en ese entonces”.

En 1900, los Quijano Rivera hicieron la fábrica de acabados, blanqueo y estampado La Esperanza, que se encuentra en ruinas en el Paseo de San Francisco. Posteriormente, fundan San Juan Amanti.

En 1920 compran el molino de trigo llamado el Molino de Enmedio, que era de unos irlandeses apellidados Furlong. Colinda con el balneario Agua Azul y el rancho El Populo. “Para entonces ya poseían las fábricas Atoyac Textil, Mayorazgo y el Molino de Enmedio”.

Entre 1943 se la venden a Don José de la Mora. Un industrial que tenía campos algodoneros en Torreón, Coahuila, quien fallece en un accidente de aviación junto con su esposa y dos de sus hijas en 1953. Le sobrevivieron dos hijas, quienes tomaron el cargo de la empresa hasta 1993.

“Él fundó otra empresa en 1949 en Ayotla, Estado de México. Como la CTM la controlaba sindicalmente se llevaron a muchos trabajadores de Puebla para allá. La mayoría muy jóvenes. Paró en 1982”.

Recuerda que al cerrar la empresa le ofrecieron la foto que estaba en la dirección. “Muestra a toda la empresa. Estaba arrumbada”.

Referente al inicio del sistema de transporte en la Angelópolis informa que también tiene fotografías.

Recuerda que ese lo formaron los obreros para poder trasladarse del centro a su sitio de trabajo. “Fundan su Sociedad Cooperativa de Transporte Mayorazgo en 1925. Desapareció con el surgimiento del RUTA. Les quitaron la concesión. Iniciaron con tres unidades y para el año de 1939 había siete carros. Los primeros son carros con rines de madera, y de madera las carrocerías”.

Recuerda que su derrotero era de la fábrica al mercado La Victoria. “Su recorrido era toda la 11 Sur, bajaban la 9 Poniente, en el Parral. Llegaban a la 5 Sur. Llegaban a la 4 Poniente, regresaban por la 3 Norte y subían toda la 7 hasta el Paseo Bravo para tomar toda la ruta de la 11”.

Cuenta que entonces transitaban en un camino de terracería, “porque cuando iniciaron la fábrica metieron la vía del ferrocarril, pero era una vía angosta, lo que les permitía traer el material desde las estaciones El Mexicano y el Interoceánico, ubicadas en la 11 Norte y la 12 Poniente. Traían el algodón”.

Reconoció que desconoce cuándo surgió la línea Fábricas, que también se maneja como una de las primeras de la ciudad.

“En las fotografías va usted a encontrar desde familias, hasta gente que llegó a vivir cuando trajeron, en 1947-49, a unos administradores chipileños, Ambrosio y Alberto Stefanoni. Unos hermanos que administraban la Hacienda”.

Rememora que le contaron que la Hacienda de Mayorazgo contaba por arriba de 500 cabezas de ganado. “En 1947 la compra un grupo de chipileños y la convierten en siete ranchos. Lo que es ahora el fraccionamiento San José Mayorazgo”.

Dijo que posteriormente ese mismo grupo adquirió las 787 hectáreas del rancho de San Isidro Castillotla. “Ahí hicieron dos plantas de luz para producir electricidad. Las turbinas estaban por Los Cárcamos. Todavía quedan vestigios de la construcción por la 57 Poniente. Todavía se ven los cárcamos de desviación para mover las turbinas”.

Abunda: “Después hicieron dos plantas, ‘La Carmela’ y ‘La Carmelita’. También hay fotos. Después compran otra planta de diésel, era ‘La Balbucar’, la cual se la venden a la Comisión Federal de Electricidad”.

Expone que cuando dejan de producir electricidad por el impulso del río, la traen desde San Francisco hasta Mayorazgo. “El tendido estaba a lo largo de la 4 Norte-Sur, 25 Oriente-Poniente, 11 Sur hasta Mayorazgo. Todos sus postes decían ATSA, que es Atoyac Textil Sociedad Anónima”.

Respecto a la colonia Mayorazgo, da a conocer que se inauguró en 1941. “Entonces se hicieron las casas para los obreros, porque nada más existían los cuartos para los obreros en lo que ahora se conoce como la avenida Nacional. Se tiene la idea que estos se construyeron en 1900. No eran como las campanerías o casas de los peones en la hacienda”.

Posteriormente, se edificaron más cuartos sobre lo que se conoce como la 11 Sur, que entonces era llamada la avenida principal.

“Luego hacen los llamados jacales, que todavía quedan algunos restos, y en 1920 hicieron algunas casas por el lado del balneario Agua Azul hasta la fábrica del Molino de Enmedio”.

Menciona que esas casas se las vendieron a los obreros y a los que no alcanzaron les dieron una indemnización de 10 mil pesos.

Alude que también posee fotos de la inauguración del parque, del jardín de niños y de la inauguración de la carretera, que fue el 11 de septiembre de 1938.

“Era de aproximadamente unos tres kilómetros. Era del Panteón Municipal a Mayorazgo. Siendo presidente municipal Don Maximino Ávila Camacho. Hablan que para poder haber hecho la carretera colaboraron el Ayuntamiento, el Gobierno del Estado, el Rancho El Populo, el Balneario Agua Azul, y las fábricas Amatlán, El Molino de Enmedio y Mayorazgo”.

Lamenta que la fábrica se fuera a la huelga en 1993, paro que duró siete años hasta su liquidación. “Los obreros toman posesión de la propiedad y, después, del inmueble del sindicato, que venden para poder tener dinero. Así terminó”.

Don Agustín narra que los fines de semana el principal atractivo en su colonia eran los juegos de béisbol. Llegaron a existir diez novenas. Aunque la familia Quijano, en algún momento propietaria de la fábrica, intentó promover el futbol, incluso trajo un instructor español para capacitar a los empleados y obreros, fue poca su aceptación. Esto ocurrió en los cuarentas.

En el 2005, sus vecinos le invitaron a participar en la celebración del 65 aniversario de ese inmueble deportivo.

Tras organizarse lograron reunir uniformes de los primeros equipos y fotografías antiguas. “Ese día les montamos veinte metros cuadrados de fotografías, con cinco mamparas de dos por dos y otra especial para mostrar a los dueños y a las fábricas”.

Esa colección la consiguió con sus amigos. Él hizo los cuadros para abaratar los costos. De ahí nació la idea de hacer una colección, un historial.

“Toda mi vida he vivido aquí. Mi abuelo tenía una pulquería y así conocí a la gente y sus historias. Tuve la oportunidad de conocer a toda esta gente que aparece en las fotografías, por eso se les extraña a muchos”.

Presume que jugó béisbol durante muchos años. Así conoció a los peloteros cubanos, veracruzanos y de Aguascalientes que llegaron a reforzar a esas novenas.

“Había un buen béisbol. Recolecté las fotos con los amigos, algunos me las negaban, otras me pedían esperar a que les hicieran una ampliación o duplicado”.

Cita que en el 2007 por la promoción del entonces regidor Arturo Loyola, el Ayuntamiento de Puebla, entonces bajo la administración de Enrique Doger, le hizo un homenaje a varios beisbolistas.

Les dieron 120 diplomas y a la par realizaron una exposición de uniformes antiguos, ahí le respaldó en la organización el analista de esta disciplina, Miguel Sarmiento.

Destaca que la exposición llamó la atención de la profesora de la UAP, Teresa Ventura, quien realizó con su apoyo una investigación de la fábrica La Constancia Mexicana y de la industria textil en Puebla.

Fue entonces cuando lo invitaron a participar en la UAP como colaborador de ellos. A partir de ahí se percató que podía documentarse sobre las fábricas que dieron origen a su colonia y así empezó por el gusto de escribir sobre recuerdos y añoranzas del terruño, que le permiten contar con cientos de detalles de su infancia.

Cuenta que tiene aproximadamente unas 400 fotografías históricas. Una parte la tiene en su domicilio y el resto en la UAP, todo lo referente al deporte, unas 200.

Dice que con sus fotografías retrata la vida cotidiana de los habitantes de esa zona y nos transporta a los años viejos, las costumbres, folclor, tradiciones y paisajes envueltos en la cultura popular con características muy puntuales, como la práctica del béisbol y sus jornadas como obreros en la fábrica de Mayorazgo.

Pese a ello se niega a ser llamado como un cronista urbano.


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