Hace dos años, el artista hidalguense Leo Acosta Falcón recibía en manos del gobernador del estado, Omar Fayad Meneses, la Presea Pedro María Anaya en reconocimiento a sus aportaciones para la creación del estado, de su saber que enriqueció a la cultura del estado y así será recordado, ya que esta mañana de martes falleció a los 88 años de edad, por causas naturales, en la Ciudad de México.
Nacido en Alfajayucan, Leocadio Acosta Falcón se inició en el arte de plasmar parte de su mente y corazón en los lienzos y se llegó a convertir en uno de los más importantes exponentes culturales y artísticos de Hidalgo.
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En los años sesenta, el litógrafo nacido en 1932, realizó su trabajo más emblemático “la hice cuando estaba en un taller que hacía relaciones exteriores, que se llamaba OPIC, era un centro donde iban varios jóvenes a hacer pintura, escultura, gráfica y poesía en los años 50, de aquella generación nació Alejandro Jodorowsky y varios poetas famosos”, indicó en una de las entrevistas que le fueron realizadas.
Tal fue la importancia dentro de la cultura en Hidalgo que en 2006 se bautizó con su nombre una galería de la secretaría de Cultura del estado donde se promueve el trabajo de jóvenes artistas del estado y fuera de él.
“Leo Acosta es, sin duda, un digno representante de la cultura en Hidalgo. Su trabajo está conectado con los grandes artistas y artesanos de los pueblos indígenas, habiendo atravesado por la escuela del arte figurativo popular, eligió después el lenguaje abstracto y semiabstracto, tendencias en las que ha permanecido.
“En 1965 fundó el taller profesional de grabado de La Esmeralda del Instituto Nacional de Bellas Artes y desde 1972 ejerció la docencia en distintas escuelas, iniciándose como profesor de litografía”, indica la dependencia de cultura estatal.
Acosta participó en colectivas de grabado con los grupos Nuevos Grabadores, Equipo 7 y la Sociedad Mexicana de Grabadores.
Olaf Hernández Sánchez, titular de Cultura estatal, describió a Acosta como “uno de los pintores, grabadores y litógrafos más reconocidos del país”.
Acosta Falcón falleció en su hogar, aunque jamás dejó de trabajar en su taller de producción litográfica, donde realizaba sus obras como para otros grabadores y pintores.