Festival de Teatro de Cádiz /I

La Crítica / Teatro

Perra de nadie de la gran Marta Carrasco (España) enfoca sus baterías en la rebelión que desde la fragilidad y sumisión ha de emprender Lilia para conquistarse persona ante la masculinidad.

‘Perra de nadie’, obra de Marta Carrasco muestra la rebelión desde la fragilidad. (Especial)
Jaime Chabaud Magnus
México /

Arrancó el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz (FIT) 2019 con bombo y platillo en el Gran Teatro Falla con el energético espectáculo Amazonas, involucrando a tal punto al público gaditano que los minutos de ovación se prolongaron. Me ha desconcertado este trabajo de Juana Casado que a nivel de discurso, me parece, se agota muy pronto y sin embargo enloquece a los asistentes. Los primeros días de este FITCádiz sucedieron muy llevados por la danza y sus zonas limítrofes con la teatralidad que en principio, a este espectador mañoso, lo tenían desconfiado. Luego, una persona del público —no viciada como los teatreros— leyó que la programación construye una dramaturgia muy singular. ¿Y claro, la curaduría ha construido un estructura poniendo en diálogo los diversos discursos, hoy en boga, de los feminismos y las nuevas masculinidades, en contrapunto. Y no ha quedado de otra que —diría Valle Inclán— quitarse el cráneo ante Pepe Bablé, el director del festival, por esta bella estructura.

Perra de nadie de la gran Marta Carrasco (España) enfoca sus baterías en la rebelión que desde la fragilidad y sumisión ha de emprender Lilia para conquistarse persona ante la masculinidad. La Wagner de Pablo Rotemberg (Argentina) elude la victimización y va por la otra orilla. No sólo combate los estereotipos de la feminidad sino que pone en cuestión los roles masculinos y nos confronta, a los varones, al grado de provocar una incesante y perturbadora incomodidad. Cuatro actrices-bailarinas desnudas que con sus cuerpos transitan entre lo casi pornográfico y la sensualidad hasta la más rotunda violencia y confrontación. Estas poderosas intérpretes, dueñas en todos los sentidos de su piel, construyen con su coreógrafo-director un potente bofetón a la sociedad que se resiste a un cambio de mentalidad que redunde en una sociedad más justa, respetuosa, otra.

Como contrapunto con los discursos de lo femenino que se han mostrado en este FIT que van de las posiciones más radicales hasta alguna más conservadora o de visibilización de ciertas condiciones históricas de lo femenino como en La flor de la Chukirawa de Patricio Vallejo Aristizábal (Ecuador) con la genial actuación de Verónica Falconí, apareció en la programación una espectáculo lleno de humor sobre las llamadas “nuevas masculinidades” que ha puesto de cabeza e irritadas a más de una feminista (sin pretenderlo sus creadores): La maldición de los hombres Malboro, de Isabel Vázquez (España) que pone en cuestión los clichés sobre las capacidades emocionales de los hombre. Este montaje caería en México como anillo al dedo (ojo, programadores).

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