Celebran el Festival de la Luz y de la Vida en Chignahuapan

Con danza y actuaciones, 60 artistas recrearon el ritual prehispánico durante el evento lleno de luces y colores.

XXV Festival de la Luz y de la Vida | Melanie Torres
Rafael González
Chignahuapan, Puebla. /

Como parte de las actividades relativas a la temporada de Día de Muertos y conmemorativas al noveno aniversario de la denominación de “Pueblo Mágico”, el municipio de Chignahuapan, Puebla, celebra desde el pasado viernes y hasta el 2 de noviembre el Festival de la Luz y la Vida, el cual cumple 25 años de su representación en la laguna de Chignahuapan.

Asimismo, se llevó a cabo la inauguración de la Calzada de las Almas en la calle De Castro, donde se instaló un corredor de nueve tapetes monumentales que representa los nueve lugares donde las almas iniciaban su peregrinar hacia el Mictlán. En dicha rúa se instalaron adornos iluminados, en los que se resaltó la imagen de “La Calavera Garbancera”, creación del ilustrador, grabador y caricaturista José Guadalupe Posada.

 

Este lunes 1 de noviembre será la inauguración de la Ofrenda de las Mil Luces y, después, la Caminata con Antorchas, así como el recorrido por los tapetes alusivos. Para cerrar las actividades, el 2 de noviembre habrá un concurso de catrinas y el Desfile de la Calavera.

Lorenzo Rivera Nava, edil del municipio enclavado en la Sierra Norte, se dijo orgulloso y emocionado porque se cumple un cuarto de siglo de este festival, pero en especial porque se fortalece su realización con la puesta en marcha de acciones alternas.

“Primero la iluminación conmemorativa al Día de Muertos; por supuesto nuestro festival con el marco de la laguna, y, bueno, también estos tapetes monumentales, que por primera vez plasman de manera muy colorida y gráfica los nueve pasos del camino al Mictlán, donde el pasar el río Chignahuapan es el primero de los páramos”.

Detalló que, a diferencia de otras localidades, aquí se determinó emplear granito para la fabricación de los tapetes, “porque le da un gran colorido, le da también resistencia a la lluvia y a cualquier inclemencia (…) ojalá y sirva para entender el relato de los nueve páramos en el camino a Mictlán”.


mg ​

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