Los organizadores de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara se han planteado varios escenarios, a partir de lo que las autoridades de salud establezcan ante la pandemia de covid-19; algunas editoriales ya definieron su ausencia para esta edición. Sin importar las condiciones, otras están a la espera de que las condiciones varíen en los próximos meses.
Considerada la más importante de habla hispana y la segunda en el mundo, sólo detrás de la de Frankfurt, la FIL Guadalajara reúne, desde hace varios años, a alrededor de 20 mil profesionales del libro.
De acuerdo con cifras de 2019, en el encuentro editorial y literario se realizaron 639 presentaciones de libros, 253 foros literarios, 121 actividades artísticas y musicales, y recibieron a más de 828 mil visitantes, teniendo a la India como el país invitado de honor.
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Prevista para realizarse del 28 de noviembre al 2 de diciembre, en la edición 34 de la FIL de Guadalajara el invitado será el emirato de Sharjah. Algunos escritores mexicanos asiduos a la FIL hablan de lo que ésta significa en nuestra vida cultural y de los problemas que enfrenta para su realización este año.
Así, para Juan Villoro: “La FIL no deja de ser un suceso comercial, que depende de la industria del libro, y a veces opaca el impacto literario que debería tener. Pero haciendo sumas y restas, el balance es muy favorable: no se trata de una tribuna de ‘consagración’, sino de un lugar de encuentro. Es duro perder eso por un año (si no llegara a realizarse), pero el ayuno no sirve para dejar de comer, sino para comer mejor después”.
Para Rosa Beltrán: “Si quienes organizan la feria consideraran que a causa del covid-19 es mejor tener este año una feria virtual y reunirnos hasta el próximo, lo entendería y asistiría a sus sesiones virtuales, sabiendo que como con otras ferias el reencuentro en el 2021 es una de las grandes ilusiones que nos esperan tras el fin de la pandemia”.
Carmen Boullosa no deja de reconocer a la FIL como un acto de fe: “La fe en el libro, la realidad de que hay un futuro posible para todos (no solo para los escritores). No es hora de lamentar quedarnos sin fiestas y encuentros y conversaciones (que mucha falta nos hace) sino la de celebrar que sea como sea la FIL aún sigue adelante”.
Uno de los que anticipa que, sea cual sea la decisión para la edición 2020 de la FIL Guadalajara, no podrá asistir por tener factores de riesgo, es Élmer Mendoza, quien no por ello deja de sentir al encuentro como un sinónimo de celebración y de reunión con los lectores, “en especial con la raza”.
Armando González Torres reconoce que las grandes ferias del libro tienen una dimensión primordialmente comercial, pero también de recreación, difusión y socialización cultural: un ambiente de fiesta en el que se da “la posibilidad de una auténtica conexión interdisciplinaria y de diálogo intelectual”.
“En lo personal, yo creo que mucha de la conversación más fecunda se da en los encuentros cara a cara, fuera de los recintos de la feria”.
Y más allá del encuentro entre pares o con los lectores, Jaime Alfonso Sandoval advierte de otra pérdida: la que se da al conocer, por ejemplo, a una editora universitaria, a un artista gráfico, un estudiante que está haciendo su tesis, porque la feria ha permitido “establecer contactos y planes que concretamos al siguiente año”.
En ello coincide Antonio Ramos Revillas, porque la FIL se ha convertido en un punto de partida y de llegada: las novedades más esperadas suelen presentarse ahí y marcan mucho del ritmo de trabajo, difusión y el inicio del circuito de presentaciones del libro: “es un sitio excepcional para marcar mucho del trabajo del año siguiente”.
Mónica Lavín dice que durante la FIL “nos llegan noticias de las tradiciones literarias de otros países, de autores que nunca pensábamos leer y que, de repente, están al alcance de nuestra mano desde las grandes figuras a los jóvenes. Es una fiesta y una fiesta necesaria”.
Para Villoro, por otra parte, la feria tiene una extraordinaria oportunidad de realzar su importancia simbólica, “se tendrá que prescindir de la cultura del espectáculo a la que inevitablemente pertenece un acto de esa magnitud. Es el momento de demostrar que todo eso se sustenta en dos cosas que no pueden dejar de circular: las palabras y las ideas”._
El encuentro literario más importante de habla hispana enfrenta los dilemas impuestos por la crisis sanitaria mundial, lo que hace pensar si es conveniente o no realizarlo este año.
La cifra20 mil profesionales del libro se reúnen cada año en el festival.
“El reencuentro en 2021 es una de las grandes ilusiones que nos esperan tras el fin de la pandemia” (Rosa Beltrán).
“No es hora de lamentar quedarnos sin fiestas y encuentros y conversaciones, sino de celebrar que, sea como sea, la FIL aún sigue adelante” (Carmen Boullosa).
“Es duro perder (la FIL) por un año, pero el ayuno no sirve para dejar de comer, sino para comer mejor después” (Juan Villoro).
amt