Un café, y un buen rato, con David Toscana

FIL Guadalajara

Desde la FIL Guadalajara, David Toscana habla sobre 'El peso de vivir en la tierra', libro por el que recibió el V Premio Bienal Mario Vargas Llosa.

David Toscana en la FIL Guadalajara (Foto: Ariel Ojeda)
Roberto Pliego
Guadalajara /

¿Qué es El peso de vivir en la tierra sino un reencuentro con el pasado, con la gran tradición de los escritores rusos, desde Pushkin hasta Solyenitsin? Le preguntó a David Toscana sobre esta pasión que mira hacia atrás para reflexionar sobre nuestro presente y me confiesa que tras su experiencia rusa ahora se ha volcado sobre los antiguos griegos: en su maleta lleva a muchos de ellos y no le pesa.

“Como los niños, los griegos se emocionaron con sus juguetes. Descubrieron la razón, el lenguaje, la filosofía, el teatro, la historia, la ciencia, la poesía. Si todo eso lo hubiéramos descubierto ayer, estaríamos fascinados. Pero como nos parece tan lejano tendemos a menospreciarlo. Nos dejamos llevar por la novedad cuando hay amores que mantienen su intensidad. El saber de los griegos ha sobrevivido por 2500 años”.

No es de extrañar que David Toscana vuelva la vista hacia atrás. La ciudad que el diablo se llevó pone el ojo en la Segunda Guerra Mundial; El ejército iluminado lo hace para recrear, es decir, imaginar, el año de 1968; El peso de vivir en la tierra se instala en 1971. “Recuerdo”, agrega Toscana, “que La Rochefoucald escribió de Nerón y de Tácito para referirse a Napoleón, quien, furioso, dijo que le iba a cortar la cabeza. Eso es el pasado: un regreso al presente”.

Hablamos de las viejas glorias del boxeo, de toros, de escritores suecos y, por supuesto, de Monterrey, la ciudad donde nació, la misma que reinventa en muchas de sus novelas. “Monterrey es el centro del mundo y también el de mi infancia, el que viví, el que me llama, no el de ahora, el de los narcos. Prefiero mi imagen idealizada. El día en que dejé Monterrey se registró el primer narco-bloqueo y sentí que la ciudad había perdido la infancia. Iba al aeropuerto y las calles estaban llenas de federales. No sabía qué pasaba hasta que ya aterrizando en Europa me enteré que la ciudad estaba en estado de conmoción”.

De David Toscana siempre hay que esperar una mirada socarrona, una frase como una lluvia en un día soleado. Hablamos de que El peso de vivir en la tierra, su libro “más vocacional”, recibió el V Premio Bienal Mario Vargas Llosa, de los destinos trágicos de algunas glorias deportivas y de la novela que trae entre manos. Lo veo alejarse y compruebo que David Toscana camina igual que escribe: toscanadamente.


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