En qué momento se había jodido el Perú?” Esta es la contundente frase que inicia el libro "Conversación en La Catedral" del cual Mario Vargas Llosa habló ayer ante cientos de lectores en el Auditorio Juan Rulfo de la Expo Guadalajara dentro del marco de la edición 33 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
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El último escritor del boom latinoamericano rememoró las circunstancias que inspiraron dicho libro: “La vida política peruana transcurría en una poco efectiva clandestinidad, marcada por una dictadura durísima y cuya consecuencia más grave era la profunda corrupción que llegaba a todos los rincones de la sociedad peruana”, subrayó y agregó: “Yo siempre he dicho que si tuviera que salvar uno de mis libros, ese sería "Conversación en La Catedral", por una razón muy subjetiva: porque de todas las novelas que he escrito que son muchas, ésta fue la que más trabajo me costó. Trabajé más de tres años en ella y creo que en el primer año no tenía ni idea de lo que iba a ser la estructura de esta historia y entonces escribí distintos episodios de lo que sucedía en el Perú, sin saber cómo los iba a conectar. Esta fue la novela que me sacó las canas que tengo”.
El autor recordó el chispazo con el que llegó a unir aquellos escritos y experiencias en esas páginas. “Después de darle muchas vueltas, un día no sé cómo, se me ocurrió que la novela fuera como un árbol de conversaciones, que hubiera una conversación central como una columna vertebral, que iba a aparecer y desaparecer entre otras historias, en la que un periodista decepcionado de su país platicaba con un antiguo chófer de su padre que se gana la vida apaleando perros. Se acerca a él, para tomar una cerveza y arranca una conversación de cuatro horas, en la que surgen historias y recuerdos”.
Vargas Llosa describió la "Conversación en La Catedral" como una obra de exilio, que escribió desde fuera, llena de nostalgia y pesimismo; reflexionó sobre William Faulkner, como una de sus influencias literarias, al ser un novelista que podía descomponer las historias y hacerlas complejas con múltiples visiones de unos mismos hechos; recordó episodios personales como como su trabajo periodístico y como dirigente estudiantil a punto de ser detenido por el director de gobierno del dictador Odría. Por otra parte, el escritor, recordó como “la novela no tuvo éxito, porque exige concentración”. Para conmemorar 50 años de su publicación, Alfaguara hizo una reedición que incluye una nota introductoria del autor, en la que relata la visión de la novela a través de los años y un epílogo titulado “La novela del guardaespaldas” que es una recopilación del historiador Carlos Aguirre quien ha reunido documentos relacionados con la génesis de la novela.
JMH