El Homenaje al Mérito Editorial de la FIL de Guadalajara será entregado esta noche a Margarita de Orellana y Alberto Ruy Sánchez, directores de la revista Artes de México y de la editorial del mismo nombre, que forman parte de un proyecto cuyo propósito —de acuerdo con su página oficial— es promover y difundir “la diversidad cultural de México en todas sus manifestaciones creativas”.
El homenaje, creado en 1993 en memoria del legendario editor argentino Arnaldo Orfila Reynal, quien fue director del Fondo de Cultura Económica y fundador de Siglo XXI Editores, es motivo de orgullo para esta infatigable pareja de creadores.
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En entrevista, Margarita de Orellana, doctora en Historia, dice: “Este homenaje es la culminación de muchos años de estar aquí, de siempre estar presentes y de tener el acceso a un público que nos lee, que viene y nos corrige y nos reclama, o nos felicita porque han encontrado en las páginas de Artes de México algo de sus propios deseos”.
Por su parte, Alberto Ruy Sánchez, polígrafo, autor de libros como la novela El expediente Anna Ajmátova o el poemario Dicen las jacarandas, recuerda que ellos han estado en la FIL desde el principio: “Desde 1987 estamos presentes en esta feria, y haciendo Artes de México hemos ganado poco a poco a los públicos de Jalisco, del país y de la lengua española a través de la FIL de Guadalajara. Por eso para nosotros este reconocimiento es como decir que nuestro amor está siendo correspondido”.
Para Margarita, el homenaje significa también darse cuenta de que “el tiempo se hizo chiquito” y que los 35 años transcurridos desde la refundación de Artes de México —su predecesora se editó de 1953 a 1981— son “como un minuto. De repente tomas conciencia de todo lo que viene atrás y todo lo que ha significado hacerla, porque el placer de editar está ligado con el placer de ver los resultados, y de sufrir algunos sustos”.
Tanto Margarita como Alberto piensan en la edición como una actividad en la que permanentemente aprenden, junto con los lectores, sobre la cultura de un país tan grande y complejo como México.
Volviendo a la FIL, la feria más grande del mundo en nuestro idioma, Ruy Sánchez recuerda: “Aquí vendimos las primeras 52 suscripciones de la revista, sin traer nada más que un folleto. Desde entonces tuvimos en Raúl Padilla un apoyo, él nos invitó a formar parte del ecosistema cultural que ya venía imaginando, porque, como dijo Ricardo (Villanueva Lomelí, rector de la UdeG) en la inauguración de la FIL, Raúl tenía la capacidad de ver en las cosas no lo que eran, sino lo que podían llegar a ser”.
Margarita dice que en los 35 años de Artes de México, ella y Alberto han descubierto que diversas realidades, entre otras que “los grandes escritores saben mucho de edición y al estarlos editando surge un diálogo bien interesante en el que aprendo de lo que escriben pero también de su punto de vista editorial”.
Para Alberto, la edición es “una manera de continuar, de otra manera y por otro medio”, su trabajo literario. Es una labor colectiva, en equipo, que se realiza pensando en los demás. “El trabajo de la escritura es individual y el del editor es colectivo y discreto”.
Al editar, comenta Margarita, “nos estamos alimentando de textos y de gente que nos hace transformar la manera de ver la realidad cotidiana en México”. Por eso nunca publican lo que ya saben, “siempre estamos queriendo aprender más, siempre partimos de preguntas que a veces la gente cree que sabe. Por ejemplo, las bebidas regionales de México son muchas, incluso las de agave, y sin embargo nos preguntamos: ¿en qué momento el tequila se vuelve la bebida nacional? Intentamos buscar la respuesta a través de especialistas, de grandes investigadores”.
Margarita y Alberto hablan con evidente emoción de su revista, de los libros que han editado, de sus autores. Dicen que Artes de México ha significado “una aventura infinita”, reconocen sus pendientes y dicen que es el momento de “ir valorando una transición, que no significa solo un relevo generacional sino también la creación de “algo más cercano a una fundación”.
ÁSS