Se describe como hija del viento. Cantora, juglar y bordadora. La artista argentina, amante del folclore latinoamericano nacida en Tucumán, Argentina, se enamoró de México desde la infancia, escuchando con su padre canciones de Javier Solís.
Flora de Chazal estuvo recientemente en tierras mexiquenses, en el Festival Todos Somos Calavera, en el municipio de Lerma. Considera que “la cultura de México es verdaderamente maravillosa, vasta y genuina. En todos los lugares y rincones se produce y reproduce. Por eso yo digo que México es el laboratorio cultural más importante de América Latina”
“Con la cultura mexicana es un amor muy profundo, desde niña yo soñaba con venir, se dio este sueño cuando fui invitada al Festival Internacional de Poesía José María Heredia, en Toluca, en 2017”, detalla en entrevista.
“El festival me abrió las puertas, no solamente de México, sino del mundo maravilloso de la poesía. Por eso tomé aquí en México esta especie de sobrenombre espiritual que es La Flor y el Canto”.
Flora reflexiona sobre la actualidad:
“El folclor latinoamericano es una música perene, pero atravesamos un momento cultural muy complejo, donde la música está dominada por la producción comercial, con un avasallamiento que ha hecho que el folclor quede relegado a un lugar de algo que quizá está un poco muerto. A veces tengo esa percepción, pero siempre hay reactualizaciones y la magia de la interpretación es lo que llega siempre a reactivar las canciones clásicas del folclor y hace que están presentes en la memoria colectiva, en la memoria cultural de los pueblos”.
Ella considera que además de cantar sus canciones “siento que tengo el papel o la misión de reinterpretar el folclor, reactualizarlo, transmitirlo a nuevas generaciones que quizá no conocen canciones tan bellas y que forman parte del acervo cultural latinoamericano”.
Asegura que, en las nuevas generaciones, “la formación musical tendría que ser tan importante como las matemáticas o la lengua, muchas personas tienen acceso a la poesía a través de la música y el canto, porque de esta manera se hace accesible incluso para alguien que no pudiera leer”.
Acerca de sus proyectos, comparte emocionada sobre el homenaje a Violeta Parra: “el faro del sur de la cultura latinoamericana. Fue una maravillosa y multifacética artista, a 102 años de su natalicio es importante cantarla y mostrarla a las nuevas generaciones". Ese tributo por ahora se llama ‘Después de Vivir un Siglo”.
Además trabaja con el maestro Honorio Robledo, pintor compositor y cuentista, haciendo un ensamble. “Trabajamos el canto y el cuento, que es una herramienta maravillosa de aprendizaje para todas las generaciones. Con él estamos haciendo un programa que se llama cantares y contares que son mayormente tradiciones orales del sotavento, entre otros temas.
Y para más adelante, concluye, está el proyecto de grabar lo que yo misma compongo”.
LC