La fotografía de larga exposición se caracteriza por un uso prolongado de la obturación de la cámara, para así poder capturar más luz en objetos estáticos con condiciones de iluminación muy tenue. Aunque no hay una regla que diga a partir de cuándo se considera larga exposición, pues en este tipo de imágenes se puede usar desde medio segundo hasta algunas horas, como es el caso de la astrofotografía, del cual no nos ocuparemos ahora.
Los objetos fijos tendrán protagonismo, pero también lo harán aquellos que se mueven, como en las imágenes que hoy presento, donde las luces de autos y camiones en su tránsito nocturno dejan su sendero plasmado en la fotografía.
En cierto modo, la fotografía de larga exposición captura y acumula la luz del paso del tiempo, más allá de un instante.
Por norma general, la fotografía de larga exposición se utiliza en fotografía nocturna, donde la ausencia de luz requiere de exposiciones más largas o de un aumento en la sensibilidad ISO, que puede reducir el tiempo, pero que genera mayor ruido en la imagen, lo que limita explorar todo su rango dinámico.
Si la cámara permanece fija durante todo el periodo de tiempo que el obturador está abierto, se puede producir una fotografía muy vibrante y clara.
Las exposiciones largas pueden difuminar el agua en movimiento por lo que adquiere cualidades de niebla y misterio mientras los objetos inmóviles como la tierra y otras estructuras se mantienen quietas y nítidas, a este efecto se le llama efecto de seda y que es posible hacerlo incluso durante el día colocando a la cámara filtros de densidad neutra y reduciendo la ratio focal de la cámara a digamos f/16 o más.
Hay un sinfín de probabilidad para este interesante tipo de fotografía.
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