El curador, narrador, poeta, historiador y crítico de arte Juan Coronel Rivera, hijo del pintor Rafael Coronel y nieto de Diego Rivera, comparte con el público su faceta como fotógrafo.
Desde los años 90 decidió que la fotografía sería también su medio de expresión, a pesar de que experimentó desde niño con la pintura y escultura. Con toda su herencia artística, cuenta que siendo muy pequeño se subía “a trabajar” al restirador de su mamá, la arquitecta Ruth Rivera Marín.
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A partir de 1995, de manera profesional ha tenido diversas exposiciones, pero dice que Mentiras. Paisajes tentativos, es especial. Con 56 imágenes, acaba de inaugurarse en la Galería Patricia Conde.
“Tenía la inquietud por expresarme artísticamente, pero no tenía la disciplina, agarraba un cuaderno y dibujaba, tomaba fotos pero con cámaras desechables, algún día las voy a recuperar porque debe haber cosas interesantes. Fue hasta que tomé diversos cursos de fotografía, uno de ellos con Cristina Kahlo, que me dije: esto es lo que quiero”.
De manera amena cuenta que fue el primer Rivera que se reconcilió con un Kahlo, con Guillermo, hermano de Cristina, pues iba con él a la escuela.
“Las familias estaban muy peleadas, había una escisión tremenda por cuestión de la herencia, como sucede en las buenas familias, se separan por dinero. Cuando muere Frida, todo se lo deja a Diego y deshereda a los Kahlo, y por supuesto que se enojan”.
La vida da muchas vueltas y un Coronel Rivera seguiría los pasos del fotógrafo alemán Guillermo Kahlo, suegro del muralista.
A los 18 años Coronel Rivera curó su primera exposición internacional en Europa, llamada Máscaras de México, con 2 mil 700 piezas, y de ahí no ha parado.
Indica que hace cinco años empezó a no aceptar tantas curadurías de exposiciones, debido a que hacía entre siete y 10 al año, ahora solo realiza una, quizá dos.
Resuelto, hizo a un lado el trabajo de curaduría y de crítica, que siempre antepuso a su labor como literato y fotógrafo.
“Me propuse dedicarme a lo que me gusta, porque después ya no hay tiempo, tiempo de vida, por esa razón ahora presento mis fotografías aquí, por ser la galería más importante de fotografía de México, así como por la dimensión que tiene al exterior. Creo que era el momento de mostrar lo que realmente hago y las posibilidades que tengo como fotógrafo porque mucha gente desconocía que fuera fotógrafo, porque era yo de clóset”, lanza la carcajada el artista.
En entrevista con MILENIO, durante el montaje de la exposición Mentiras. Paisajes tentativos, que cuenta con la curaduría de Alejandro Castellanos, Coronel Rivera comenta: “La fotografía representa mi libertad creativa y mi libertad de expresión artística”.
“Como tengo ciertos rasgos esquizoides, cuando me pongo a hacer fotografía soy fotógrafo, cuando me pongo a escribir soy literato, pero sin duda el tener otras disciplinas sí me ayuda. El montaje de la exposición es totalmente experimental, no ha habido una exhibición de fotografía montada de esta manera, lo cual he aprendido desde la curaduría y desde el trabajo con los museógrafos”.
Asimismo, asegura que desde su visión literaria, puede ponerle títulos anecdóticos, poéticos y hasta chuscos a cada una de sus fotografías para que realmente motive al público a leerlos, aunque después se formen su propia idea de la obra.
“Es muy difícil, pero a mí me interesa que mis fotografías tengan personalidad, antes se decía que tuvieran estilo, aunque eso ya no se usa. Me gusta trabajar por portafolios con determinados temas, en este caso es la montaña vista desde la parte efímera y falsa, por eso título de la exposición, donde se muestran algunas fotos aludiendo a figura metafórica”.
Coronel Rivera sigue trabajando la fotografía analógica, así que revisa los 36 negativos de un rollo, para de ahí seleccionar los temas sobre los que trabajará.
Sostiene que nunca recrea las imágenes ni le pide a la gente que posee frente a su cámara, por eso afirma que los momentos se los encuentra, no los interviene. En este caso de las montañas, solo seis son naturales y las otras fueron formadas por las circunstancias o por el paso del tiempo, como puede ser un montículo de arena que usan los albañiles para la construcción.
“¿Que todo el mundo es fotógrafo a raíz de los celulares? Sí, la tecnología ha desarrollado infinidad de posibilidades con los filtros y es fantástico. Yo soy malísimo para las computadoras, entonces para mí lo analógico es muy funcional. Lo que no se puede es cooptar la posibilidad del individuo a expresarse, eso sería una equivocación, hablando de Instagram, el medio por excelencia de la foto actual”, reflexiona.
El fotógrafo trabaja en la elaboración de un libro en el que mostrará las fotografías de la exposición Mentiras. Paisajes tentativos, que se encuentra en la Galería Patricia Conde, en Juan Cano 68, San Miguel Chapultepec.
PCL