La fotografía de paisajismo, naturaleza y macroimagen son las características que respaldan el trabajo de Xabier Santakiteria (1973), quien presenta, hasta septiembre, su exposición Transiciones.
Son más de 50 obras, en diversos formatos, las que fueron captadas en territorios como el norte de España o Islas Canarias, así como en Sonora, Chihuahua, Yucatán y otros lugares de México.
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“La muestra está compuesta por fotografía de paisaje y macrofotografía o fotografía de aproximación, que defino como paisajes que caben en la mano”, cuenta a MILENIO.
Sobre el título de la exhibición, comenta que su interés es “reflejar el paso del tiempo y el flujo constante que tiene la vida porque no se detiene en ningún momento, menos la naturaleza, así que la idea era reflejar ese flujo, esas transiciones y cambios que tienen los elementos vivos y los paisajes. Me interesa la fotografía de elementos vivos, que están cambiando”.
Dice que los desafíos en este tipo de imágenes conllevan mucha práctica, paciencia y constancia, ya que se presentan adversidades que generalmente no pueden controlarse.
Del laboratorio a la cámara
La cercanía con la naturaleza comenzó desde su infancia: “De niño decía que quería ser estudiante de animales, cuando no sabía la palabra biología. Desde muy pequeño me fascinaba la naturaleza porque mi padre escalaba y hacía expediciones por el mundo; mi madre y mi padre me llevaban desde pequeño en la mochila por las montañas. Para mí la naturaleza siempre ha sido mi lugar feliz, además que desde pequeño tenía una camarita y trataba de hacer fotos de lo que me gustaba, bastante malas, la verdad, pero eran los inicios”, recuerda entre risas.
Pero antes de llegar a la fotografía estudió biología y botánica, aunque no acabó la carrera porque su destino estaba en capturar instantes. Sus imágenes son de naturaleza, sobre todo, de la diversidad de la flora.
“Más que hacer fotografía científica o muy descriptiva, me interesa lo que tiene de metafórico, lo que insinúan las flores, las emociones que pueden llegar a despertar y es un territorio que me gusta explorar porque llevo muchos años haciéndolo y el proceso mismo para hacer las fotos es muy placentero; todo este momento de crear una imagen, mirando detenidamente una pequeña cosa de la naturaleza, me parece muy placentero, pero sobre todo es eso: lo simbólico, lo metafórico que tienen estas flores y lo que pueden llegar a despertar”.
En cuanto a la imagen macro, permite observar con detalle aquellas cosas pequeñas, pequeños seres, animales, plantas y aquellas texturas que son complicadas para el ojo humano.
“Comparado con los pintores, me gustan las pinceladas muy finas, muy cuidadas y técnicas, como flores en estudio. En cuanto a la naturaleza, me gusta mucho agarrar la cámara con su lente macro, y esto lo definiría como pinceladas más bruscas, más energéticas, que es buscar, sin luz artificial, solo con la pura luz natural. Perderme entre arbustos y buscar fotos más rápidas, lo que es muy satisfactorio porque tienes que observar con detenimiento y dándole su tiempo a las cosas pequeñitas”.
¿Cuál es el panorama de la fotografía de paisajismo y naturaleza?, se le pregunta: “Tengo sentimientos encontrados porque, por una parte, la fotografía digital, que es lo que la mayoría hacemos, te da tantas posibilidades que a veces se generan imágenes bastante irreales, con muchísima edición o ahora con el tema de la IA se pueden crear tus propios paisajes y cada vez es bastante indistinguible. Entonces, por una parte es bueno que todo el mundo se exprese, pero también creo que habrá un rebote y la gente empezará a querer fotografía de más calidad y que sea puramente fotografía”.
Y agrega: “Eso es un reto, ser técnicamente mejores y el generar propuestas cada vez más interesantes. Habría que diferenciar la creación puramente fotográfica y la invención de paisajes o cosas que no están”. Situación que por el momento es complicada, “pero debería ser parte de la ética de cada autor, decir cómo ha hecho sus imágenes”.
Transiciones estará expuesta hasta septiembre en Canon Academy, Alejandro Dumas 311, Polanco.