En el marco de la conmemoración de las 117 años de Gómez Palacio, este 21 de diciembre, la Administración Municipal de Leticia Herrera Ale, tenía contemplada la apertura de Casa Faya como recinto cultural en donde se albergue el Archivo Histórico, sin embargo, el proyecto se retrasó debido a un plan ambicioso del recinto cultural que está para cristalizarse en 2023.
Othon Reuter, director municipal de Cultura de Gómez Palacio, dio a conocer que la dirección de Obras Públicas Municipal, desde hace varias semanas está trabajando en la rehabilitación de las instalaciones.
El proyecto de Casa Faya es convertir el recinto en un museo, así como en el archivo histórico, para lo cual hay personas interesadas en donar un importante acervo histórico.
¿Qué habrá en la Casa de Cultura?
El director de municipal de Cultura señaló que, “vamos a empezar a trabajar en enero en la remodelación, para poder entrar a trabajar”.
En la planta baja tendrá un café literario, también se acondicionará un área como estudio de ópera, se contempla la creación de una biblioteca cultural y artística, hasta un cine. Para ello, fortalecerán las relaciones con la Cineteca Nacional para conseguir proyecciones y eventos importantes, como festivales de cine de importancia nacional.
De igual forma, se pretende que este lugar sea de ensayo para los niños cantores. Además, se creará una agenda artística y cultural con la finalidad de acercar a más ciudadanos a estas actividades.
En el libro, “Memoria Histórica de Gómez Palacio” de Pablo Machuca Macías, se señala que la Casa Faya como se conoce ahora, en los años de su mayor resplandor era la casa más bonita del municipio y fue mandada construir por el agricultor español, Silvestre Faya.
El imponente y elegante edificio que consta de dos pisos, se encuentra ubicado en la avenida Morelos entre las calles Ocampo y Zaragoza y fue construido con adobe en las paredes, columnas, marcos de puertas y ventanas, cornisas así como más adornos labrados en cantera por manos artesanas.
La Casa Faya, cuenta con doce ventanas y con amplias habitaciones, pero además dos cuartos cuentan con balcones y todos están protegidos con artísticos barandales de hierro forjado y trazos arabescos, una belleza a simple vista.
De igual forma, en este libro el autor Pablo Machuca Macías, detalla que en la parte superior del edificio, en el centro de la cornisa destacan entrelazadas unas placas con las iniciales del nombre de quien fuera su propietario y a la derecha a lo alto, arriba del portón se ve grabado el número 1912, año probable en que terminaron de construir el ahora histórico edificio.
EGO