En nuestro país el panorama de la arquitectura reconoció a tres personajes clave durante las últimas décadas del siglo XX: Pedro Ramírez Vázquez, Ricardo Legorreta y Teodoro González de León, quienes fallecieron recientemente. Sin embargo, la condición periférica de México desde el punto de vista geopolítico impidió que nuestros arquitectos fueran considerados por la crítica como grandes maestros a escala mundial.
Indudablemente los arquitectos más influyentes actualmente son Rem Koolhaas, Norman Foster y Álvaro Siza. Las obras de dichos arquitectos son diferentes en muchos aspectos, desde su forma, función y también desde sus puntos de vista ideológicos. Koolhaas es intelectual y pragmático, su arquitectura tiende a la “forma pura”, tiene gran valor simbólico y sus textos son provocadores. Foster sigue la tendencia de la alta tecnología y su filosofía es futurista, se ha especializado en rascacielos y aeropuertos a nivel mundial. Siza es muy discreto y profundo en sus opiniones, sus obras son racionales y sensoriales, su especialidad son sin duda las instalaciones culturales, los museos y fundaciones, que ha construido en varios países, pero su tendencia es hacia la afirmación de los valores locales.
Los parámetros para erigir a un arquitecto como figura mundial son principalmente, las publicaciones, las exposiciones, los premios, la fama y el prestigio personal. Como sabemos, todos estos ámbitos son subjetivos y se guían por intereses que a veces superan a la calidad real del espacio arquitectónico. Es importante apuntar que aún no se ha reconocido el trabajo de las mujeres al mismo nivel. Aunque sin duda los tres grandes maestros hacen proyectos excelentes, su fama también responde a su concordancia con las agendas políticas y con los valores sociales que representan sus promotores.
El paradigma de valor para la arquitectura ha estado cambiando mucho en los últimos tiempos, la percepción que tenemos de los proyectos se ha ido desplazando, pasando del protagonismo de los modernos a la actitud contingente de los posmodernos. Hoy queda suficientemente claro que los edificios no provocan cambios sociales por sí mismos, y en cambio las transformaciones de la sociedad requieren de arquitecturas acordes a sus necesidades. Quizá esta tendencia impida que la siguiente generación cuente con sus propios héroes como en el pasado.
TANGENTE
CLASE EN EL PODER
Desde el principio de la Era Moderna (siglo XVIII) las artes visuales y la arquitectura han seguido la tendencia renacentista de reificar a personajes particulares por sus obras de arte e influencia en movimientos culturales ligados a las clases en el poder.