Tijuana es una ciudad fronteriza que colinda con el estado de California, Estados Unidos, destacando por tener una calle principal llamada, la Avenida Revolución, la cual está repleta de recuerdos, artesanías y bares, además de tener uno de los iconos más emblemáticos de la ciudad; el burro-cebra.
Considerado un símbolo de la ciudad y patrimonio cultural del estado de Baja California, el burro-cebra es uno de los atractivos turísticos más antiguos de Tijuana que se ha mantenido durante más de un siglo. A continuación, te decimos cómo nació este icónico símbolo cultural:
La leyenda del burro-cebra
Se considera que el burro-cebra nació a la par que la fundación de la ciudad de Tijuana en 1889, cuando las tierras eran consideradas el ‘salvaje oeste’, por lo que varios visitantes de la zona, en su mayoría extranjeros, buscaban una foto folclórica con el burrito, el sombrero y el sarape.
De acuerdo con el Observatorio Turístico de Baja California (OTBC), fue hasta 1914 cuando el burro-cebra aparece como un elemento obligatorio en la foto del recuerdo para los visitantes, buscando los elementos más exóticos pero al mismo tiempo, representativos de México.
Desde entonces, el burro-cebra ha permanecido en la calle principal de la ciudad de Tijuana en la Avenida Revolución.
De acuerdo con los historiadores locales, los burros eran animales considerados “poco agraciados” pero muy codiciados por los turistas que cruzaban la frontera, por lo que alguien tuvo la brillante idea de pintarle rayas en el cuerpo.
Sin embargo, varios expertos consideran que el motivo para pintar a un burro de blanco con rayas negras, era para que el animal no se perdiera entre las tonalidades del blanco y negro de las fotos. Hasta el momento, la foto más antigua que se tiene del burro-cebra es de 1939.
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