Diez voces, diez trayectorias, ocho mujeres, dos hombres, el silencio, la palabra, el reconocimiento, el cariño, el respeto y la amistad se unieron para realizar un homenaje a Minerva Margarita Villarreal, fallecida en noviembre de 2019.
Al centro del escenario, en secuencia de imágenes, y desde otra realidad, la considerada mejor poeta de Nuevo León en su historia, fue testigo, con su sonrisa eterna, del paso de su obra en las voces de sus cercanos.
Además, el sentimiento y agradecimiento de la familia, de su hija Ximena, de sus hijos Santiago y Pablo, y de su esposo José Javier Villarreal, hicieron de esta lectura-homenaje Las Maneras de la Poesía, una velada inolvidable, como ella.
Bajo la coordinación de la poeta Ofelia Pérez-Sepúlveda y con el auditorio del Museo de Historia Mexicana (MHM) como receptor de esta celebración a las letras de Minerva Margarita, el homenaje contó con la presencia de más de 100 personas que se unieron para escuchar una vez más la fuerza y poder de las palabras de la creadora, de la transformadora, de “la locochona”, como diría su hija.
El viaje por su obra arrancó en voz de Pérez-Sepúlveda, quien tras recordar que no se encontraba en la ciudad el día de su muerte, recordó textos de La condición del cielo (2003).
Apareció luego Carolina Olguín, quien hizo alusión a Tálamo (2011); seguida de Claudia Marín y su lectura de Herida luminosa (2009); y de Carlos Lejaim Gómez, quien leyó parte del poema “Aparecida”, del libro De Santa Teresa (2017).
También se hizo presente la obra de Las maneras del agua (2016), en voz de Miriam Medrez; De amor y furia. Epigramísticos (2015), en la voz de María de Alba, quien en su intervención hizo eco del pensamiento generalizado al señalar: “Ay, Minerva, qué triste que ya no estés”.
Por su parte, el poeta y editor Rodrigo Guajardo hizo una selección de textos de Adamar (1998), y de Tálamo (2011); Leticia Treviño dio voz a Vike (2018); Ana Laura Santamaría recordó Pérdida (1992) y La paga común del corazón más secreto (1995); y Ludivina Cantú Ortiz hizo referencia a Palabras como playas (1990).
Ana Laura Santamaría, directora de la Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey, antes de su lectura englobó lo que Minerva Margarita Villarreal era como poeta y como transformadora.
“Minerva estaba hecha de palabras, las amaba, amaba su dimensión sonora, sabía de su capacidad para crear mundos.
“Hechicera del lenguaje, Minerva sabía conjurar las palabras, ordenarlas, sacudirlas, alentarlas o disuadirlas para invocar la luz, incluso en el corazón de la herida, para hacer danzar las piedras aun en medio de la hecatombe”.