Abraham Ortega es licenciado en música y ha adoptado el huapango para hacerlo parte de su vida, lo conoció a profundidad y de él fundó su meta; un día decidió por fin cristalizarlo formando un trío de música huasteca, y eligió a sus dos sobrinas, Ximena e Iris, de ahí nació el Trío Girasoles, hasta hace unos días conocido como Anacahuitas.
Este es un conjunto familiar con poco más de un año de vida con un crecimiento musical muy rápido. Recientemente fueron presentadas ante el Patronato Cultural de Ciudad Madero, donde mostraron un amalgamiento fortísimo en el que vislumbran futuro para enaltecer el folklor de la huasteca.
Miguel Ortega, padre de las dos chicas y hermano de Abraham, comenta sobre este grupo que ya lleva varios escenarios ejerciendo su talento, incluso en televisión local, y en el que asegura que “es el objetivo hacer una grabación con música huasteca de calidad”.
Entre algo de fortuna y mucho talento
Aprovechando su conocimiento por los estudios en Música, Abraham invitó a sus sobrinas a formar el conjunto.
Ximena, de 9 años ya tenía un recorrido previo a la formación del grupo por haber cursado en talleres para dominar la jarana, primero junto a Cecilia Boeta, uno de los talentos destacados de la nueva generación del huapango junto a los otros miembros del grupo Jilgueros de Altamira.
Luego continuaría desarrollando su estilo en talleres del IRBA en Tampico. Iris estuvo junto a ella todo ese tiempo, acompañándola, y un día brotó el talento como una chispa: “Iris ortega toca la quinta, ella empieza porque escucha a su hermana tocar la jarana, y todos los días de sus clases estaba a su lado, y la sorpresa fue al momento de darle el instrumento, ya sabía tocarlo muy bien y sabía muchas canciones, su crecimiento fue muy rápido” relata un orgulloso Miguel sobre su hija, de 13 años de edad.
“He tenido la oportunidad de conocer la música huasteca así como poder interpretarla y conocer más aun las tradiciones, folklor e historia de mi huasteca” comenta Ximena.
“Para mí, es un estilo de vida tan colorido que ya lleva tiempo arrullándome entre sus bellos cantares y para suerte perteneciente a una cultura rica en historia y hermosas costumbres.
Poder tener la fortuna de poder tocar este género me llena de orgullo y compartirlo con mi familia me llena de felicidad.
La vida me ha dado grandes regalos, pero uno de los mejores fue el tener la dicha de tener dos sobrinas que me acompañen en esta larga y grandiosa travesía llamada Huapango” expresa Abraham.
“Es un género en el cual aprendo de mis raíces como tamaulipeca que soy, de lo cual estoy orgullosa y porqué no Tamaulipas es té orgullosa de mi, es por ello que en cada participación pongo el corazón al tocar mi quinta huapanguera y aun mejor acompañada de mi hermana y mi tío así como con el apoyo incondicional de mi familia” finaliza Iris con su comentario.
Una de sus más importante participaciones, aún bajo el nombre Anacahuitas, fue en el Encuentro de las huasteca para niños y jóvenes en Amatlán, el cual sirvió para reforzar su talento, pero también para quitarse algunos temores que existían en torno a la ejecución del género por parte de las niñas, ya que incluso entre su generación, eran criticadas por el clásico bullying al folklor.
“Los motivó ver a más niños que saben de este género, ellas no querían muy bien porque las vacilaban, porque era música para viejitos o para gente adulta o de ranchito; al ir a este evento se motivan al ver chicos de todo tipo, y ver la diversidad... y que no es música de viejitos” Miguel asegura que falta más apoyo.
“Se busca que alguna autoridad de Tampico o Madero o quien le guste esto que las impulse, que digan que van a ir a eventos importantes, Daniel (Mata) nos está apoyando mucho porque ha visto la calidad del trío, creemos en ello”.
“Estamos seguros que como integrantes de este trío y poniendo todo nuestro empeño lograremos poner en alto el nombre de nuestra huasteca tamaulipeca” señala los tres integrantes del grupo.
ELGH