En Tampico también se escribió la historia de las rebeliones armadas

La ciudad fue un objetivo de guerra por ser punto estratégico por su petróleo, dominio del mar y centros de abastecimiento de la región noreste

Tampico sede del ejército huertista.(FOTO/CORTESÍA)
Cristina Gómez
Tamaulipas /

Tampico fue testigo del periodo de las rebeliones armadas que vivió México y llegó a convertirse en un objetivo de guerra cuando se ordena su toma por ser un punto estratégico.

 Fue la época en que carrancistas y villistas se disputaban el control. Como antecedente de ello, el historiador Roberto Guzmán Quintero recuerda que parte de México estuvo convulsionado en su sociedad y economía en los primeros decenios del siglo XX, como consecuencia de la respuesta de Francisco I. Madero al empecinamiento de Porfirio Díaz de seguir en el poder, cuando ya había declarado que declinaba ser candidato a la presidencia del país en 1910. 

 Menciona que esa decisión causó grandes daños porque dio lugar al advenimiento de un movimiento llamado revolucionario, para tomar el poder por las armas, según el Plan de San Luis.

La aduana estuvo en disputa constante (FOTO/CORTESÍA)


“Díaz, derrotado fácilmente en la batalla de Ciudad Juárez, se despidió de México a fines de mayo de 1911. Madero triunfante, fue votado para ocupar la Presidencia, pero continuaron las estructuras militar, burocrática y legislativa, por lo que se frustró el concepto revolución, que significa cambio radical”. 

Guzmán Quintero, comenta que el sur de Tamaulipas no sufrió directamente las consecuencias, sino hasta que tomó el poder de manera alevosa el general Victoriano Huerta, victimando a Madero que ya había renunciado a la Presidencia en febrero de 1913

“Como suele suceder en el mundo político, las personas se acomodan y adaptan al cambio, así sea inmoral , con tal de no perder sus privilegios, cargos y emolumentos. Fue el caso de los gobernadores, excepto don Venustiano Carranza, de Coahuila, que desconoció a Huerta”. 
Tampico sede del ejército huertista.(FOTO/CORTESÍA)


Tomó la bandera de la rebelión: se rodeó de personas decididas y valientes para firmar el Plan de Guadalupe y combatir con las armas al ejército que sostenía a Huerta. Así nació el Ejército Constitucionalista. El investigador tampiqueño refiere que el general huertista Ignacio Morelos Zaragoza tomó la plaza de Tampico y la convirtió en sede de la gubernatura en noviembre de 1913

“Cuando la rebelión del Constitucionalismo avanzó al tomar las plazas estratégicas del noreste bajo las órdenes del general Pablo González, su subordinado Cesáreo Castro, se acercaba por la vía férrea a la toma del puerto apoderándose del cerro de Andonegui, mientras que otro cuerpo de ejército que tuvo base en Magiscatzin , avanzaba a pie por la ahora avenida Hidalgo”. 

Cuando el general Morelos no pudo sostener la plaza, optó por abandonarla el 13 de mayo de 1914 abordando los trenes y dejando a la deriva buques de guerra. Los maquinistas simpatizantes del movimiento, decidieron no presentarse a mover las locomotoras, por lo que se habilitaron a soldados para la conducción, que no avanzó más allá de El Ébano, porque el general huasteco Manuel C. Lárraga les bloqueó las vías. 


“Después de estos acontecimientos en los cuales los tampiqueños fueron solamente asustadizos espectadores, no se presentó otro incidente bélico directo, sino hasta que el general Francisco Villa rompió con Venustiano Carranza a fines de 1914 y nuevamente Tampico fue un objetivo de guerra al ordenar su toma por ser punto estratégico: petróleo, dominio del mar, de la región noreste y centros de abastecimiento”, destaca Roberto Guzmán. 

Precisa que la acometida de los 10 mil villistas fue frenada en El Ébano por el general Jacinto B. Treviño y sus 6 mil efectivos, bien atrincherado desde principios de 1915. Desistieron en el avance sobre el puerto. 

Así lucía el cañonero Tampico durante la época de la Revolución Mexicana (Cortesía).


“En Tampico estaba ubicado un cuerpo de ejército para el caso de que los villistas rompieran el cerco de Ébano, pero no fue el caso, por lo que las derrotas de Villa en los combates de León y Celaya , acabaron con la aventura de un general de división que se convirtió en guerrillero y asaltante”. 

Los tampiqueños no tuvieron participación, salvo los servicios médicos que atendían a heridos que llegaban del frente al hospital de los ferrocarrileros en La Barra.

 “El periodista Luis Bustamante escribía irónico que mientras en los campos de Ébano se luchaba durante 72 días , en la plaza De la Libertad, los varones daban la vuelta por la noche y al cruzarse con las jóvenes, iniciaban un combate… de flores”, apunta.

lpr


LAS MÁS VISTAS