"Ahí viene una vaca, ahí viene un burro, luego pasaba el cuerpo de un humano"

La inundación dejó abajo edificios como La Aduana, los antiguos mercados municipales y toda la parte baja de la zona centro.

Imagen histórica tras el impacto del huracán Hilda en Tampico.
Lucero Reyes
Tampico /

Este sábado se cumplen 65 años de la peor devastación que ha sufrido Tampico: el huracán "Hilda",  que dejó una estela de muerte y destrucción en el sur de Tamaulipas y norte de Veracruz.

Ese mes de septiembre de 1955 tres huracanes que alcanzaron la zona, “Gladys”, “Janeth” e “Hilda", pero fue este último, el detonante del desastre más grande en la historia del puerto jaibo. 

Al tocar tierra la madrugada del 19 de septiembre, sus rachas acabaron con todo a su paso, en su mayoría casas de madera, espectaculares y estructuras metálicas que terminaron en medio de las vialidades convertidos en total escombro y basura, recuerda el historiador Francisco Ramos Alcocer.

“Al otro día de haber tocado tierra y después de acabar con todo a su paso, comenzó la reconstrucción de la ciudad, por todas partes se escuchaban los martillos y los serruchos trabajando, esto sin imaginar que lo peor aún estaba por llegar pues se acercaba lo que comúnmente se conoce como la cola del ciclón".

Inundación en el huracán Hilda en Tampico


Con el agua hasta el cuello

Este huracán ya había cobrado la vida de decenas de personas, mientras que otros estaban en calidad de desaparecidos. Zonas bajas como las colonias Morelos y Cascajal ya tenían el agua hasta el cuello.

“Durante los primeros días de septiembre, Janeth ya había tocado tierra en la Sierra Madre, este fenómeno categoría 5, dejó tanta cantidad de agua que trajo una creciente tipo mini tsunami que agarró a muchos desprevenidos y durmiendo, 15 días después del Hilda”, explica.

Ramos Alcocer, comenta que debido a que no había electricidad, las noticias tardaban en llegar demasiado tiempo, porque no había forma de comunicarse por ningún medio y no se sabía de esa creciente.

La inundación provocó que lugares emblemáticos como los antiguos mercados, la Aduana y el Museo del Ferrocarril quedaran casi bajo el agua. Porta Aviones que sobrevolaban la zona, fueron quienes ayudaron a las personas que se encontraban en los techos de estos lugares.

Esta historia se vivió desde muchas trincheras, cada una de diferente manera, pero con características similares, porque la tragedia fue la misma.

Don Alfredo Aguayo Meléndez, recuerda que tenía 12 años cuando sucedió la inundación de Hilda.

Menciona que por morbo, varios amigos de su edad, montados en sus bicicletas fueron hasta Las Escolleras para ver lo que ahí ocurría.

“El morbo nos ganó y nos armamos de valor, junto con otros dos compañeros, nos fuimos en bicicleta desde la colonia Campbell hasta Las Escolleras, llevamos hasta parches por si una de las llantas salía ponchada, el trayecto estaba largo, al llegar allá vimos que estaban los marinos, quienes intentaron hacernos a un lado, pero al darse cuenta que solo éramos niños, nos dejaron estar ahí”, explica.

Refiere que gritaban, “ahí viene una vaca, ahí viene un burro, pero cuando pasaba el cuerpo de un humano, los marinos lanzaban algo para pescarlos y arrastrarlos hasta la orilla”.

Fue testigo de cómo los cuerpos eran acomodados en pilas de 10 personas, los cuales eran quemados después de rociarles gasolina o petróleo.

Otro caso es el de don Manuel García Castelán, quien recuerda cómo quedó el centro de Tampico, donde los espectaculares, anuncios y otros desechos quedaron sobre las calles, sin que fuera posible el tránsito de las personas.

Calle Aduana de Tampico, cubierta por las aguas que dejó Hilda.


A sus 18 años de edad, fue testigo de cómo las fuertes rachas del "Hilda" arrancó todo tipo de estructura que se encontraba afuera de los negocios.

“En aquel entonces, yo estaba haciendo mi servicio militar, asistimos mi primo y yo puntuales, pero nadie llegó, el capitán nos dio salida, porque comenzó a ponerse muy feo (lluvia y aire)".

Fue como a las 5 de la tarde cuando los portaaviones caza huracanes de Estados Unidos localizaron el "Hilda" a 110 kilómetros de la costa de Tampico.

"Era eminente que entraría por este puerto y fue hasta entonces que comenzó la alerta, tocó tierra como eso de las 9 de la noche”, explicó.

Don Manuel, quien actualmente cuenta con 82 años, menciona que siempre ha vivido en la zona centro y aquella tarde la recuerda perfectamente.

Deseó tanto conocer lo que era un huracán, que anhelaba vivir uno. Sin embargo, tras escuchar los ruidos tremendos que parecían rugidos de leones tras su puerta, se hincó pidiendo a Dios que todo pasara.

“Sí sentí miedo, porque al otro día me di cuenta que hubo muchos que ya no volvimos a ver, abuelitos de mis amigos que pensando en el miedo de perder sus bienes, no quisieron evacuar y fueron arrastrados con todo y casa”, dijo.

La creciente fue después, indica que eso provocó que el agua subiera tanto que Tampico parecía Venecia, por lo que tenían que salir en lancha a realizar sus compras a la Plaza de la Libertad, que en ese entonces se convirtió en el mercado.




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