Si en época de lluvias es difícil recorrer la zona arqueológica de Cobá en Quintana Roo por estar situada en plena selva, con las rachas de viento y los aguaceros ocasionados por la tormenta tropical Gamma se vuelva prácticamente imposible. Para no poner en riesgo a los visitantes, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) decidió cerrarla al público, lo mismo que las zonas arqueológicas de Chichén Itzá y Ek Balam, en Yucatán.
En entrevista con MILENIO, la doctora Guadalupe Espinoza, directora de Operación de Sitios Arqueológicos del INAH, explicó que básicamente los daños son: obstrucción de caminos, desprendimiento de árboles y ramas, sin afectaciones mayores a los monumentos arqueológicos.
“La razón por la que se optó por cerrar estos sitios arqueológicos, por lo menos un par de días, es por el tiempo que dura la inspección, las labores de limpieza y la verificación de daños. Teníamos apenas dos semanas de que habíamos reabierto al público después de la pandemia de covid-19, y ahora cerramos por el fenómeno meteorológico. Lo hacemos para evitar cualquier tipo de percance y garantizar la seguridad del visitante”.
La funcionaria detalló que, con tres días de anticipación, el Servicio Meteorológico Nacional ubicó esta tormenta tropical en lo que es la península de Yucatán. Sin embargo, también se vio afectada por las lluvias la zona arqueológica de Palenque.
“Estamos evaluando los años desde ayer por la mañana, que fue cuando se pudo ingresar, porque los caminos estaban encharcados. En caso de haberse registrado afectaciones se aplicará el seguro institucional”, precisó.
Baja afluencia de visitantes
La zona arqueológica de Chinchén Itzá siempre tiene una afluencia muy alta. Su promedio de visitantes, desde que reabrió sus puertas, ha sido de mil personas diarias, pero ahora con el fenómeno y las malas condiciones de la carretera, se redujo a 300. En tanto que Cobá reporta una baja de 50 por ciento de sus 500 asistentes diarios.