Hay libros que queman nuestras manos, que sacuden, que desgarran. Al terminar la última página, al cerrarlos, el mundo ya no será el mismo. Quien escribió esas páginas tuvo que rememorar vivencias dolorosas, pérdidas, muertes.
El invencible verano de Liliana de la escritora Cristina Rivera Garza, Premio Xavier Villaurrutia 2021, intenta explicar lo inexplicable: un feminicidio. Nos asomamos a los escritos de la víctima, a su entorno, a su vida. Una búsqueda de justicia, treinta años de preguntas. La autora escribe: “¿Un caso de 1990, dice? Se acuerda. Sí. Y sonríe. Lo discutió con su jefe hace unos días. Lo recuerda porque es muy inusual que alguien busque un documento de hace tantos años. ¿Sí sabe eso?, me pregunta. ¿Saber qué? Que es todavía más inusual que lo encuentre. La veo a los ojos, pero con todo recato. Y me pregunto si lo que escucho es un simple comentario o si hay, ahí en esa pequeña oración puntiaguda, un reproche soterrado. Me lo pregunto en silencio: ¿Por qué me tardé tanto? Pasan tantas cosas en treinta años. Pasa la muerte, sobre todo. No deja de pasar. La muerte de miles y miles de mujeres”. Y agrega: “A veces toma treinta años decir en voz alta, decirlo en voz alta ante un empleado del sistema de justicia, que uno busca justicia”.
Y hay libros que no son para todos los lectores. Eso quedó demostrado con las palabras de Felipe Garrido: “Hay un personaje que yo creo que está intencionalmente opacado a pesar de su importancia en la trama”. Se refería al asesino de Liliana. Lo dijo el día que le entregaron el premio Xavier Villaurrutia a la escritora. Lo dijo el escritor, lo dijo quien pensó primero como editor antes que como lector. Lo dijo quien pensó en el estilo del libro, no en el tema, no en la problemática que retrata: el feminicidio, la impunidad, la impotencia. Lo dijo quien ha olvidado que el libro es más que un documento bien escrito, aprobado por sus pares.
Rivera Garza respondió contundente: “Yo creo que tenemos que verlas a ellas siempre, no a sus asesinos. A sus asesinos ya los vemos en todos lados”.
Hace unos meses, la escritora me dijo en entrevista que “el libro de Lili lo había querido escribir como ficción, había hecho varios intentos y ninguno me había gustado. Sabía que no era el libro que yo quería, pero cuando encontré, cuando tuve finalmente el valor de abrir las cajas con sus pertenencias y encontré este archivo que ella había construido acerca de sí misma, tan meticulosamente, guardando tanto papelito escribía o le llegaba, me di cuenta que allí estaba su voz y que lo que yo tenía que hacer era seguir su voz”.
Rivera Garza escribe en El invencible verano de Liliana: “De esta agencia salieron los comandantes hacia la calle de Mimosas 658 (…) Una llamada de emergencia. Un vecindario en vilo. Aquí o cerca de aquí, se expidió la orden de aprehensión contra Ángel González Ramos, el hombre al que nunca apresaron; el hombre que, libre hasta el día de hoy, no ha tenido que enfrentar a la ley ni pagar por su crimen. El hombre impune”.
DMZ