El tenor mexicano Javier Camarena, una de las voces más reconocidas de la ópera mundial, tiene claro lo que quiere: “Vivir para cantar y no cantar para vivir”. Por ello dice que disfruta de los más pequeños detalles, no es del tipo de cantantes que se cuidan todo el tiempo, que andan con bufanda o cubrebocas.
Disfruta tomar tequila, whisky con hielo o café, que en teoría no debería de beber, pero lo hace como uno de los tantos placeres de la vida.
“Me gusta probar los distintos sabores de los lugares a donde voy, disfruto de la cocina tradicional. Me encanta el picante aunque sé que irrita el estómago, incluso la garganta por la acidez, pero soy muy consciente y trato de evitar estos gustos cuando tengo una agenda de trabajo muy complicada”.
En entrevista telefónica, Camarena (Xalapa, Veracruz, 1976), refiere que regresar a Guanajuato —al mágico lugar al que llegó siendo un estudiante, donde un día encontró el amor y el destino le permitiría gozar del nacimiento de su primogénita— es un sueño hecho realidad, porque por fin lo hará como artista invitado para clausurar la edición 47 del Festival Internacional Cervantino.
La gala que ofrecerá, acompañado de Karen Gardeazabal y la Orquesta Filarmónica de Acapulco, está programada para el escenario al aire libre más relevante del Cervantino, la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, el 27 de octubre.
Luego de su exitosa actuación en la ópera La hija del regimiento, de Gaetano Donizetti, en la Royal Opera House de Londres, y en la Metropolitan Opera House, de Nueva York, Camarena adelantó que en su gala ofrecerá un repertorio variado, conformado por composiciones de autores mexicanos como María Grever, José Alfredo Jiménez y Agustín Lara; pero también interpretará arias, zarzuela, boleros y hasta bachata y canciones de José José.
“Estoy seguro que todos pasaremos una noche musical fantástica, con la interpretación que haré de un repertorio muy amplio acompañado del Mariachi Vargas de Tecalitlán”.
VOZ AL SERVICIO
Camarena, quien desde pequeño gustaba de la música mexicana, en particular de Pedro Infante, José Alfredo Jiménez y Cri-Cri, recordó que estudió canto para hacer de su voz instrumento: “para ponerlo al servicio de la interpretación de los diferentes géneros y estilos, mostrar lo que una voz con formación, puede hacer”.
Comentó que es necesario romper el tabú de que “la ópera es solo para gente que sabe o conoce, que para ir a una función se tiene que ir con el traje de pingüino, cuando realmente no es así, hay que perderle ese miedo para empezar”.
Por lo anterior conforma diferentes programas y repertorios en sus presentaciones.
“La intención es mostrarle al público la riqueza del género lírico que muchas veces han escuchado sin saber”.
“La ópera es una de las disciplinas artísticas más completas que hay y que se puede apreciar acudiendo a los distintos foros en los que se vive la verdadera emoción en colectivo, escuchando al cantante sin micrófono sobrepasando a la orquesta. Todo esto solo se puede vivir en vivo, en el escenario”.
El canto, a final de cuentas aunque uno no lo vea, explicó Camarena, es igual que otras actividades físicas, es un deporte de alto rendimiento: “los músculo que producen el sonido, aunque no se vean, se ejercitan, se trabajan”.
Javier Camarena tendrá otras presentaciones en México: el 17 de octubre actuará en Monterrey y el 24 de octubre lo hará en Guadalajara.
LAS CLAVES
DEBUT
La primera presentación de Camarena en el Palacio de Bellas Artes fue en 2004 interpretando el papel de Tonio en La hija del regimiento.
RÉCORD
Este año el tenor logró bisar siete veces consecutivas un aria de La hija del regimiento de Donizetti en la Metropolitan Opera House de Nueva York.
COLABORACIONES
El tenor, originario de Xalapa, Veracruz, ha colaborado en 15 producciones operísticas de nivel internacional y tiene tres discos propios.
CRÍTICA
La crítica señala que tiene una voz poco común, con un particular bruñido y largos diminuendos en notas altas.