En el año del centenario del asesinato de Venustiano Carranza (Cuatro Ciénegas, Coahuila, 1859-Tlaxcalantongo, Puebla, 1920), el historiador Javier Garciadiego por fin se decidió a escribir un libro sobre quien considera un personaje fundamental de la vida política de México.
Desde su perspectiva, este hecho es absolutamente literario y novelable, como lo demuestran las obras escritas sobre la muerte de Carranza de Martín Luis Guzmán, Francisco L. Urquizo y Fernando Benítez.
- Te recomendamos Las geografías de 'Gabo': las ciudades que marcaron a García Márquez Cultura
“¿En qué consiste lo novelable? En todo. Desde que sale de la Ciudad de México huyendo en el tren y tiene que abandonar porque las vías del ferrocarril son destruidas en Aljibes, Puebla. Por lo que se interna en la sierra de Puebla, un lugar de una geografía inexpugnable”, dice el especialista.
Son novelables, agrega “personajes horrendos como Rodolfo Herrero, quien traiciona a Carranza. Es de novela la noche lluviosa, oscura del asesinato, una noche absolutamente shakespeareana. También lo es la discusión de que si fue suicidio o asesinato, que amerita una investigación policial, que por cierto ya se resolvió con el estudio del Servicio Médico Forense, que analizó la ropa que llevaba Carranza a la hora de morir, el 21 de mayo de 1920”.
Garciadiego asegura que su libro, que ya se encuentra en la editorial, no será una novela porque se considera “muy malo como novelista”.
Como historiador, comenta que ha escrito muchos textos sobre Carranza, pero ahora aparecerán en un libro de 250 páginas dedicado al asesinato del jefe Constitucionalista.
El autor de Pueblo en armas. La Revolución mexicana, 1910-1917, precisa que su nuevo libro ya está listo, y se llamará, tal vez, El asesinato de Carranza para dejar claro que no fue un suicidio. “Aunque tal vez busque un título más literario, que podría tomar de una décima que dice: ‘si vas a Tlaxcalantongo no olvides llevarte el mondongo, porque ahí perdió las barbas el viejo barbas de chivo’”, dice, sin evitar lanzar una carcajada.
Como de película
Garciadiego afirma que la huida de Carranza hacia Veracruz ha sido objeto de una gran cantidad de crónicas porque es un escape absolutamente escenográfico.
“Es como para una película llena de escenas y de episodios. Pero la razón por la que tomó la decisión de cambiar la capital de la República a Veracruz, como ya lo había hecho en 1914-1915, siguiendo el ejemplo de Benito Juárez, es que el gobernador era su yerno y jefe de las operaciones militares. El general Guadalupe Sánchez, era su aliado, quien finalmente lo traicionó, porque fue quien atacó el convoy de Carranza en la localidad de Aljibes”.
En su intención por trasladar la capital del país a Veracruz, Venustiano Carranza se llevó consigo hasta el tesoro de la nación, custodiado por el tesorero Nicéforo Zambrano. Una vez que el presidente tiene que internarse hacia la Sierra de Puebla, deja la indicación de entregar el tesoro a las nuevas autoridades. Sin embargo, un puñado de soldados y de colaboradores muy cercanos, roban parte de ese dinero. Sí hubo pillaje, “pero de ninguna manera desapareció el tesoro nacional en los bolsillos de Carranza”, asegura Garciadiego.
El especialista en la Revolución Mexicana, afirma que los personajes que se beneficiaron con la desaparición de Carranza fueron: “Álvaro Obregón, Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles, pero también Lázaro Cárdenas, quien tuvo contacto con el asesino del jefe del Ejército Constitucionalista, hasta Adolfo Ruiz Cortines. Los cinco fueron presidentes de México. En una pequeña choza, en medio de una noche de Tlaxcalantongo, se definió la política mexicana de los siguientes 30 años”.
PCL