Tenía escasos 10 años cuando Johanna Elias Slim tuvo por primera vez en sus pequeñas manos una cámara fotográfica. Jamás se imaginó que el encuentro con ese mágico objeto marcaría su camino.
“Era una cámara de juguete que cabía en mi mano y desde ese momento empecé a tomar fotografías, nunca pensé que iba a ser mi profesión, siempre viajaba y me gustaba tomar fotografías, pero hasta hace dos años que vendí mi primer cuadro, ese gusto se empezó a convertir en mi profesión, hasta hoy día”, relata Elias Slim.
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Comparte que empezó a vender sus cuadros de una manera improvisada. La primera vez que imprimió una de sus fotos fue a petición de una persona que quería hacer un regalo.
“Cuando vio impresa la fotografía en aluminio, le encantó, le conmovió la escena que yo había capturado, me dijo que se veía muy real, que parecía como si estuviera viviendo ese momento”, refiere Johanna.
Después de esa experiencia con su primer cliente, decidió compartir su trabajo con el mayor número de personas posible y ahora, a sus 24 años, decidió hacer su primera exposición individual. Experiencias Plasmadas, para mostrar en una galería su trabajo ante su familia y amigos.
De pasatiempo a profesión
Confiesa que hace dos años tomó la decisión de ser fotógrafa profesional, aunque estudió mercadotecnia y comunicación, y se graduó en diciembre pasado.
Dice que durante la carrera, que estudió en el Tec de Monterrey, trabajó en varias empresas en el área de marketing debido a que se visualizaba como directora de un área de ese tipo, esa era su meta.
Sin embargo, de forma paralela, empezó a crecer en la fotografía. Al principio lo hacía por hobby, pero de repente se percató de que ese pasatiempo empezó a crecer pero como negocio y ya tiene dos años dedicándose a ello.
“Es algo que me apasiona tanto y lo gozo enormemente, que casi ni siento que estoy trabajando. En mi casa ven que lo disfruto, que lo hago con ganas, y me han apoyado desde el principio”.
Tiene a la venta más de 60 fotografías, integradas en dos colecciones, pero se muestran únicamente 22 en la muestra, las que más le significan, dice la hija de Arturo Elias Ayub y Johanna Slim Domit.
“El número 22 para mí siempre ha sido significativo, y pues a esa edad empecé esto como negocio, por eso quise basarme en el número primero y de ahí escoger las obras. Todas las guardo en un disco duro externo porque ocupan mucho espacio y tengo más de 13 mil fotos que he tomado con mi cámara en diversas partes del mundo”.
Para Elias Slim, una de las tareas más complicadas como fotógrafa es elegir de la mejor toma entre muchas imágenes y revelarla, pero el resultado siempre la deja satisfecha.
“Nunca pensé en hacer mi primera exposición tan rápido, me emociona mucho y como todo fotógrafo mi sueño es tener muchas exposiciones inclusive en diferentes galerías del mundo”.
Un número especial
El título de la muestra Experiencias plasmadas, obedece a que las 22 obras fueron tomadas a lo largo del año 2022, “en el que tuve la oportunidad de vivir todas estas experiencias, de irme a África a ver a los gorilas y de viajar con un grupo de fotógrafos a Islandia, en donde viví muchas experiencias nuevas para mí que nunca había sentido, y al imprimirlas me di cuenta de que pude captarlas”.
Con gran éxito, desde hace dos años presenta su obra en catálogos digitales a través de redes sociales, pero ella deseaba mostrar sus fotografías y verlas de manera tangible, colgadas en los muros de una galería.
Cuenta que cada vez que imprime una foto que le piden para un nuevo espacio, tiene una sensación diferente a cuando ve las imágenes que toma con el celular y agrega que las fotografías que ha tomado con este dispositivo y con su cámara ascienden a 200 mil.
“Seleccionar detalladamente cuál foto se verá mejor impresa y constatar que la gente la usa para decorar espacios especiales, es muy emocionante y me llena de orgullo, por eso creo que las personas aprecian mejor, y de una manera diferente, una fotografía en este soporte”.
Asegura que todas las imágenes que ha vendido las tomó con una sola cámara y que disfruta más de capturar la esencia del paisaje: “A mí me gusta analizar y sentir los paisajes, vivir y contemplar la naturaleza, poder tomar la foto con tranquilidad, no depender de un movimiento o de que me presionen, por eso no me gusta tanto hacer retratos”.
Su próxima exhibición está planeada para montar en un recinto histórico de la UNAM, donde podrá exponer más de sus piezas. Dice que aún no sabe si será una segunda parte de Experiencias plasmadas o si diseñará una totalmente nueva.
Su trabajo se puede apreciar en su Instagram.
PCL