Para los artistas, ahora es más importante asistir a fiestas simplonas y frívolas que embotan los sentidos e invertir tiempo y energía en acumular seguidores en redes sociales, que el propio acto creativo. Las relaciones públicas son más efectivas que el talento, y es preferible pertenecer a un determinado círculo de poder que producir trabajo de calidad, reflexiona el artista plástico Juan Carlos del Valle, quien este año cumple 25 años de trayectoria artística.
El creador sostiene que si antes la crítica determinaba el rumbo del arte, hoy lo hace el dinero. “No es necesario ser demasiado perspicaz para darse cuenta de que el sistema artístico actual está engranado para servir a los intereses económicos de pequeños cotos de poder constituidos, principalmente, por un selecto grupo de galerías”.
Del Valle (Ciudad de México, 1975), cuya obra se ha expuesto en el Museo Nacional de San Carlos y el Antiguo Colegio de San Ildefonso, cuestiona que muchos de los museos exhiben obras pretenciosas, a menudo incomprensibles hasta para los propios expertos y para el público general. Insostenibles por sí mismas y justificadas mediante “los sesudos, y también ininteligibles textos de curadores y académicos que, al servicio del mismo aparato, contribuyen a acreditarlas y posteriormente venderlas en precios absurdos, inflados artificialmente. Ser artista hoy se ha convertido en una búsqueda obsesiva por convertirse en la figura de moda (…) Si antes la crítica determinaba el rumbo del arte, hoy lo hace el dinero”, recalca.
Imágenes y redes sociales
Para buena parte del público, plantea Juan Carlos del Valle, tomar fotografías y videos y publicarlos en redes sociales se ha vuelto más importante que la propia experiencia de las obras, las cuales son tratadas como un mero instrumento, un telón de fondo para una oportunidad fotográfica.
“Museos y otras instituciones culturales capitalizan esto y saben perfectamente que mientras más fotogénicas y llamativas sean sus exposiciones, más entradas venderán. Se ha generado un turismo cultural de selfis gracias a exposiciones de producción espectacular, pero a menudo huecas; vacías de contenido pero repletas de gente. En un mundo saturado de estímulos, donde la principal moneda de cambio es la atención del otro, se recurre a la provocación, al ruido, al sensacionalismo y a la insolencia. Parece que sin escándalo no puede haber notoriedad”.
Reflexiona y expresa que en la actualidad el tiempo no alcanza para nada: comida rápida, moda rápida, relaciones rápidas y consumo instantáneo son aspectos que forman parte de la vida de todos.
“Todo está contenido en teléfonos móviles inteligentes para más velocidad y eficiencia. ¿Qué posibilidad de análisis y reflexión puede haber en este entorno de permanente prisa? ¿Qué oportunidad de estar en uno mismo? ¿Qué esperanza de paz y reposo? Es por eso que ahora, probablemente más que en ningún otro momento de la historia, las propuestas artísticas que generan condiciones para el silencio, la desaceleración y la contemplación resultan absolutamente disruptivas e incómodas”.
El artista señala que solo desde la convicción individual y colectiva de que el arte importa, es que este puede integrarse a la vida y ser una pieza clave de cualquier transformación social. Al mismo tiempo, si la promoción y protección del arte y el patrimonio se convierte en una prioridad genuina para la sociedad, lo será también para el Estado y las iniciativas, públicas o privadas, que se originen de esa puesta en valor serán más trascendentales, eficientes y funcionales.
El artista ha creado obras como Paleta 1, Yummy, Red Ridin Hood, Pirates y Rubber Duck, entre otros.
Recorrido
El artista Juan Carlos del Valle ha tenido más de una treintena de exposiciones individuales.
Homenaje
Dentro de sus proyectos más destacados, recuerda el creador, se encuentra el homenaje y exposición a Chavela Vargas.
Diversidad
Dentro de su trayectoria artística, lo mismo ha expuesto su obra en México que en Estados Unidos, como en la ciudad de Dallas, Texas.