A escasas horas del 2 de febrero, Día de la Candelaria, el ir y venir es constante en la Romería del Centro Histórico que, como cada año, desde hace 66, se instala solo por la temporada “enero-febrero” para ofertar los atuendos para el Niño Dios, como también sucede en otros mercados de la ciudad.
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La tradición dicta que el niño se viste para ser presentado en la iglesia, justo como lo hicieron, de acuerdo a la religión católica, José y María al llevar a Jesús a bautizar a los 40 días de nacido. Acción que en la actualidad culmina con la clásica tamaliza.
En la calle de Manzanares, la escena se repite constantemente, mujeres, jóvenes, maduras, ancianas; uno que otro varón e incluso familias enteras hacen el recorrido, donde el colorido de los vestidos de Niño Dios roba su atención y capta sus miradas.
Niño del Sagrado Corazón de Jesús, Niño de las Palomas, Niño de la Misericordia, Niño Estudiante, Niño de la Salud se lee en algunas de las imágenes que lucen atuendos creados en texturas de terciopelo, encaje, satín y algodón, y se complementan con accesorios “idénticos a los santos porque la idea es que se lo lleve igualito al Santo que piden”, dice Ernesto López, uno de los locatarios que asegura que la venta ha estado “buena, pero esperemos que mejore mañana (hoy sábado), pues ya el domingo, que es el mero día, solo nos dan chance de ponernos un rato en la mañana. Y lo que se vendió se vendió”.
“¿En cuánto sale el Santo Niño de Atocha?”, pregunta una mujer al comerciante, quien de inmediato responde con otra pregunta. “¿De qué medida?”.
“De 45”, dice la señora sesentona que carga entre sus brazos la figura que se multiplica en los puestos que forman parte del corredor, en donde un cartel anuncia que también “se venden niños Dioses” sin vestido.
“El de Atocha le sale en 480, pero va con todo, sus zapatitos, su capa, todo”, dice el comerciante, quien mientras da su precio, sigue vistiendo otro niño que le han solicitado con la vestimenta de San Judas Tadeo, uno de “los más solicitados”, pues aunque varía mucho, “hay algunos que ya son clásicos. La gente pide mucho, al de la salud, al del trabajo, al de la misericordia y este año también han pedido mucho al de la unión familiar”.
En cada puesto, donde los atuendos se mezclan con los brillos, las coronas, las cintas, los listones, la cera de Campeche y el silicón que usan para pegar todo el vestuario, se aprecia el estilo de cada comerciante, lo mismo en el modelo que ofrecen, que en la forma de vestir al niño; pues hay quienes tienen el menor cuidado para detallar todos los accesorios y convencer al cliente de que han sido la mejor opción.
En el popular paseo también se aprecian puestos que ofrecen canastos y moisés para los niños “que se visten por primera vez y hay que llevarlos de blanco, porque es como su bautizo”, dice Rosaura Espíndola, otra de las vendedoras, en cuyo puesto se puede encontrar un moisés desde 30 pesos para los niños de 4 y 6 centímetros, hasta algunos que parecen canastillas para niños de verdad, pues sus dimensiones alcanzan los 50 centímetros, “esos le salen a 300”, dice la vendedora.
Los paseantes siguen buscando la mejor elección y en el recorrido descubren que “hay nuevos modelos, ahora tenemos el Niño de la Virgen de San Juan de los Lagos, también el de Cordero de Dios, y le están gustando mucho a la gente, porque se han vendido bien. Pero varía mucho, la semana pasada pedían otros”, dice el vendedor al referirse a los vestidos más grandes, que van de 400 a 480 pesos, pues son para niños de 40 a 50 centímetros; aunque también se ofrecen algunos a 180, 200 o 250 pesos para niños más pequeños.
Mientras ensarta una aguja para coser el vestido del niño de Praga, el vendedor responde a la interrogante “nosotros no tenemos niños de jugadores o así raros, porque siento que no es lo adecuado, aunque sí los hemos hecho, porque la gente los pide y es trabajo y pues cada quien con sus creencias”.
Y ADEMÁS
LOS TAMALES CIERRAN LA FIESTA
Como parte de la costumbre del Día de la Candelaria, se dice que las personas que sacaron el niño en la rosca deberán ofrecer una comida de tamales.
En México se acostumbra que una vez que se lleva el niño a la iglesia, el padrino deberá cumplir con la tradición y ofrecer el tradicional platillo.
Por esta razón con el paso del tiempo, además de los tradicionales (verdes, de mole y de rajas) también se han fusionado y por ello lo mismo se encuentra desde el clásico con el que se hace la torta de tamal, hasta el gourmet.