Guelaguetza va por mayor inclusión y democracia

El legislador Alejandro López cuestiona el proceso de selección para la tradicional fiesta oaxaqueña, debido a que varias manifestaciones culturales de las etnias quedan fuera sin razón; ¿quiénes deciden?.

Una celebración que se presenta desde 1956 en el Cerro de Bella Vista, hoy Cerro del Fortín. Especial
Ciudad de México /

La tradicional Guelaguetza que presenta, desde 1956 en el Cerro de Bella Vista, hoy Cerro del Fortín, un conjunto de danzas folclóricas de las distintas regiones del estado de Oaxaca y todas las etnias, no es incluyente.

La razón radica en que existe un comité de evaluación que margina y excluye al decidir quién participa y quién no en esta fiesta popular, la cual en el 2019 se desarrollará los lunes 22 y 29 de julio, con la participación de grupos folclóricos de las siete regiones del estado: La Costa, La Cañada, La Mixteca, La Sierra, El Alto Papaloapan, El Istmo y Los Valles Centrales, cuestiona el diputado Alejandro López Bravo, presidente de la Comisión de Cultura del Congreso de Oaxaca.

En entrevista con M2, el legislador López Bravo asegura que entre los propios oaxaqueños hay segregación: “Nosotros como ciudadanos nos discriminamos entre grupos étnicos; el mismo gobierno contribuye a esto cuando realiza una Guelagetza que es excluyente. No es incluyente porque no participamos todas las etnias, de las 17 que hay en Oaxaca, demostrando lo que tenemos, lo que somos”.

Existe un grupo de personas de la Guelaguetza que realiza la selección y decide quiénes participan ahí, es decir, únicamente se presentan los grupos que son aprobados por el llamado comité de autenticidad.

“Ese comité organizador es el que determina desde el centro, desde la capital, que ni siquiera pertenece a los pueblos como para autentificar a los grupos étnicos, sus cantos y sus bailables. Yo no veo conveniente que una persona de otra cultura étnica pueda autentificar una manifestación cultural del estado de Oaxaca”.

López Bravo indica desconocer qué requisitos les pidieron para entrar y conformar un comité que relega a las diversas etnias de la entidad.

Fiesta de origen prehispánico

En Cerro del Fortín, los zapotecas ofrendaban a los dioses agrícolas Pitao Cocijo y Pitao Cozobi, en agradecimiento por las cosechas recibidas. Dicho ritual incluía el compartir entre la comunidad los primeros frutos de la siembra, de acuerdo con una investigación de la Serie Testimonio Musical de México, de la Fonoteca del Instituto Nacional de Antropología (INAH).

El 16 de julio de 1932 es la fecha en la que se instituyó la Guelaguetza, aunque sus orígenes datan de la época prehispánica, cuando los zapotecas honraban a Centéotl (mazorca madura), Xilonen (mazorca tierna o en jilote) y a Ilamatecuhtli (mazorca seca o señora de la falda vieja) en una actividad que generalmente llevaban a cabo a mediados de julio, cuando las milpas jiloteaban y los elotes estaban tiernos, según la investigación de la Fonoteca del INAH, realizada en 2004 por Benjamín Muratalla, Diocelina Conde Montes y Eduardo Luna Ángel (textos), así como con la participación de Martín Adelo Chicharo en la grabación, que se consigna en el número 42 de la Serie Testimonio Musical de México.

Los especialistas precisan que durante esas festividades realizadas antes de la Conquista, las casas de los principales y macehuales se adornaban con elementos de la milpa: elotes tiernos, hojas, cañas y espigas. Su ritual consistía en compartir entre la comunidad los primeros frutos de la siembra, además del sacrificio de una doncella para ofrendar su sangre a los dioses, lo que significaba una reciprocidad entre los humanos y la divinidad.

Había cantos que eran acompañados de teponaztles, huéhuetls, flautas y sonajas. Se ejecutaban danzas y reverencias. En el siglo XVI, aprovechando la consolidación de la festividad, los españoles erigieron una capilla a la Santa Cruz, que en 1679 se convirtió en iglesia de la Virgen del Monte Carmelo o Virgen del Carmen.

Su celebración se hacía el 16 de julio, y con el tiempo, los ritos de los antiguos pobladores se fueron fundiendo con el catolicismo, generando una nueva forma religiosa. Ello no desapareció la reciprocidad solidaria con el entorno natural y los espacios sagrados, características que hoy personifica la Guelaguetza o Guendalezaa, cuyo significado zapoteca es “reciprocidad, cooperación”.

En 1932, con la celebración de los 400 años de la fundación de la Antigua Villa de Antequera, hoy ciudad de Oaxaca, se invitó a las distintas delegaciones indígenas: Valles Centrales, Sierra Juárez o Norte, la Cañada, Tuxtepec, la Mixteca, la Costa y el Istmo de Tehuantepec.

Con el tiempo, la Guelaguetza se transformó en espectáculo cultural, así que en la Rotonda de la Azucena del Cerro del Fortín, cada año, un despliegue musical, dancístico y de los atuendos tradicionales de los pueblos oaxaqueños, y en forma simbólica se recuerda la reciprocidad entre ellos. 


Colección sólida

Los especialistas del INAH consignaron grabaciones de música huichol, tenek, nahua, mixteca, tzoltzil y mayo, entre otras, que actualmente conforman la plataforma de la colección más importante de música tradicional y popular de América Latina, y en la cual está registrada también la música y danza de la Guelaguetza.

Casa de las flores

Las crónicas marcan que el altar mayor, así como toda la iglesia del Carmen, después de la Conquista, ya no eran adornados con flores de cempasúchil, sino con nardos y azucenas blancas.

Lugar de culto

Durante el virreinato, el Cerro de Bella Vista se transformó como un lugar de recreo; sin embargo, la mayor parte de la gente concurría en las festividades de la Virgen, donde destacaba la representación alegórica de un monstruo con apariencia de serpiente.

Gran espectáculo

Cuando se invitó a las delegaciones indígenas al acto, la Guelaguetza se transformó en espectáculo cultural, musical, dancístico y de los atuendos tradicionales de los pueblos oaxaqueños.

  • Leticia Sánchez Medel
  • letymedel@yahoo.com.mx
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.

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