El 23 de abril, bibliómanos, libreros, bibliotecarios, editores, diseñadores editoriales y todos los que aman los libros están de fiesta, pues en el mundo se celebra el Día Internacional del Libro, una celebración mundial cuyo origen parte de una historia peculiar.
El porqué de la elección de esta fecha es muy sencilla: según la tradición, en esta fecha, en el año de 1616, murieron tres de los más grandes autores de la literatura en lenguas inglesa y española: William Shakespeare (1564-1616), Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) y el Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616).
- Te recomendamos Las malas lenguas: la prueba de que todos hablamos mal Cultura
Sin embargo, esta asombrosa coincidencia no es del todo exacta: consideremos que Cervantes falleció el día 22, pero en el siglo XVI la costumbre dictaba que se debía consignar la fecha del fallecimiento el día del entierro, que tuvo lugar el 23 de abril; por su parte, Shakespeare sí murió un 23 de abril, pero del calendario juliano —con el paso al calendario gregoriano, la fecha de su deceso sería el 3 de mayo.
El caso del peruano Garcilaso de la Vega tampoco está exento de polémicas, pues diversos historiadores datan su fallecimiento en tres días diferentes: 22, 23 o 24 de abril de 1616. No obstante lo anterior, la proximidad de los días —y el hecho de que todos fueran en el mismo año— fue motivo suficiente para que la fecha tenga el sentido de ser el Día Internacional del Libro.
Más allá de la anécdota, la fecha se oficializó en 1995, cuando en una reunión de la UNESCO se aceptó la petición de la Unión Internacional de Editores que buscaba fomentar la cultura y la protección de la propiedad intelectual y el derecho de autor. Así nació el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor.
Por eso es que hoy, en todo el mundo, se realizan ferias del libro, conferencias y lecturas en voz alta que buscan promover la lectura y preservar la tradición del libro, que en un mundo cada día más digitalizado cobra una dimensión completamente distinta.
ASS