Un vendedor de pistaches, cuyo número de casa fue cambiado por error, y que por este acto provocó su muerte a manos de un grupo delictivo en una colonia donde impera la marginación, irónicamente es quien da vida a “El Nahual”, protagonista del monólogo de Carlos Talancón, que muestra una “realidad que siempre nos alcanza, porque la violencia nos duele, pero hablar de ella nos libera”, según reveló la directora, Susana López, quien comentó que la obra teatral se presenta en el Centro Cultural Construarte, todos los jueves a las 20:30 horas.
De acuerdo con Susana López, el personaje, “del cual nadie supo su nombre porque no salió en los periódicos” se trata de una “víctima colateral” del crimen organizado en las ciudades, y que a partir de su muerte el espectador lo redescubre como un ser lleno de aspiraciones, deseos y amante de la vida, por lo que la atmósfera de la historia se presenta como un inframundo; “la obra también nos hace reflexionar si estamos viviendo la vida que queremos o nos agarrará la muerte sin estar listos. El Nahual nos llama a disfrutar”, afirmó.
Al ser cuestionada sobre la importancia de exponer la situación de violencia que enfrenta la sociedad mexicana en el teatro, explicó que “es un tema difícil del que no queremos hablar porque nos duele, pero el hablarlo implica un poco el liberarlo, entendiendo que estos nos humaniza, que tenemos estos problemas y somos sensibles a ellos y así también podemos sanar como individuos y sociedad”.
En ese sentido, expuso que entre las premisas de la puesta en escena aparece “el sentir de la mayoría de los mexicanos, que nos preocupamos porque vemos mucha violencia, muchos muertos, de ahí que en una parte de la obra se menciona que el aire está cargado de dolor, por tantas ánimas que deambulan, entre ellas ‘El Nahual”.
Sobre el personaje, afirmó que se puede entender como una representación de las víctimas de la violencia, “aquellas personas que han muerto y sus familias no les pueden llorar porque sus cuerpos no han sido encontrados, o no se pueden reconocer”.
Sin embargo, precisó que el trabajo actoral, a cargo de Vladimir Villegas, permite que el proyecto escénico se desarrolle en un ambiente de sátira, de risa e ironía, con un lenguaje coloquial; “te puedes divertir, pero también puedes reflexionar sobre la situación de muchas personas que se quedan sin voz en esta sociedad, sin que puedan despedirse y que su nombre no aparecerá en los periódicos, pues su cuerpo fue arrojado a una fosa común en el mejor de los casos”.
Por ello, indicó que en el monólogo el espectador podrá conocer a 15 personajes, “Villegas realiza un trabajo complejo. Se realiza un juego escénico que ayuda al público a reflexionar y que hace que el tema no sea pesado, pues es algo muy sensible, pero importante abordar”, concluyó.
MITM