“El genio que trabaja en soledad no existe más, las obras contemporáneas las realizan varios genios, es decir, varios artistas VIP”. Las obras definitivas del siglo XX “no tienen por qué ser obras maestras”, concluyeron los jueces que eligieron para The New York Times las 25 obras que definieron el arte de la “era contemporánea”.
Los jueces fueron dos curadores y tres artistas VIP: Martha Rosler, feminista de obras conceptuales infrainteligentes; David Breslin, curador del Whitney Museum; Kelly Taxter, curadora de arte contemporáneo; el artista Rirkrit Tiravanija, entre cuyas obras hay mesas de ping-pong y sartenes eléctricos; Torey Thornton, su talento es su peinado, y hace infrapintura.
- Te recomendamos Las cocinas del poder Laberinto
Las obras de los genios que determinaron el siglo XX no son de Picasso o el expresionismo europeo, en absoluto. Veamos unos ejemplos de los cerebros geniales:
Las flores de Warhol, que es su obra más cursi y segura.
Hans Haacke hizo en 1970, en el MoMA, una “votación” falsa, MoMA Poll para que el público pusiera una papeleta en las urnas. Es una obra genial, para la posteridad.
La obra simplona y feminista de Judy Chicago, Womanhouse en 1972 se disfrazó con dos amigas de vagina y falo, y hablan como niñas. Brillante, digno de un premio.
Jenny Holzer puso frases en espectaculares luminosos en edificios, Truisms, entre 1977 y 1979. Las frases, como es usual en el arte VIP, son muy, muy inteligentes, como, traduzco, “El abuso de poder no es una sorpresa”, esas “máximas crípticas”, son fundamentales para el arte.
Dora Birnbaum editó capítulos del programa de televisión La mujer maravilla, con Lynda Carter, y, claro, hizo una obra feminista que llama a la liberación. Es plagio, pero ese no es el tema.
La vulgaridad de Jeff Koons, con una fotografía de él y su entonces esposa y actriz embarazada, Ilona on top, es una muestra de comercialización y el mal gusto.
Cuántos cerebros “geniales”. La lista se sigue: muñecos de peluche, los caramelos de Félix González Torres, cosas morbosas como fotografías de la espalda de la artista cortada con navaja, o de niños recién nacidos con una visión gore. Del efectismo a la simpleza. El chantaje reiterativo de que todo tiene mensaje social y que esa es la función de esas obras.
Las 25 seleccionadas no representan talento, maestría o conocimiento, por eso critican la figura del genio. Las ausencias son ominosas, no hay pintura, no hay dibujo, ni obra gráfica o escultura. Califican como relevantes a objetos y acciones que son intrascendentes, los sacan de su merecida oscuridad, y de paso justifican generaciones de obras mediocres y artistas inútiles.
El arte VIP es el arte del establishment, y su mediocridad está soportada por las instituciones y el mercado. Calificar estas obras como determinantes es una acción desesperada para institucionalizar estos objetos como arte, volverlos masterpieces y consagrarlas para la posteridad.
No más drama, ahí están, con el apoyo de los agentes del poder, los artistas VIP que se quejen de ser incomprendidos es porque no tienen la galería correcta.
AQ