A huevo, no es arte

Casta diva

“Los artistas VIP no trabajan, todo lo tienen hecho, estiran la mano y ahí está la obra de arte”, denuncia la crítica Avelina Lésper.

La artista británica Sarah Lucas invita a gente a arrojar huevos como parte de un performance. (Especial)
Ciudad de México /

¿En qué consiste ser mujer? Depende de la ideología: para un grupo de feministas, la mujer es un mamífero que piensa con los ovarios, útero y vagina. Durante siglos hemos demostrado nuestra inteligencia, creatividad, con la capacidad de vivir nuestra realidad desde la independencia. Sin embargo, para estas ideologías que se hermanan con el más absoluto conservadurismo, las mujeres somos sólo nuestro aparato reproductor, nada más, y este concepto recibe aplauso de la corrección política.

Sarah Lucas es una artista VIP británica que manifiesta un degenerado desprecio por la anatomía sexual, es escatológica y violenta en sus obras. Es un caso para un psiquiatra que trate patologías sexuales. Freud la habría encerrado. Para ella, sólo somos nuestros genitales, no hay sensibilidad, ni cerebros, ni nada. Sus obras son múltiples readymades, que disponen de la forma más elemental. Con nivel de chiste de estudiante de escuela secundaria, es considerada por la crítica contemporánea como la más rompedora y transgresora. Sus chistes han estado en los museos de arte VIP más importantes del mundo, y las seguidoras del arte VIP que odian a los hombres, la aman a ella.

La creatividad es algo excepcional que toma esfuerzo, como dijera Picasso: “Que la inspiración me encuentre trabajando”, pero los artistas VIP no trabajan, todo lo tienen hecho, estiran la mano y ahí está la obra de arte, lo que sea. Hace unos siete años hizo un performance en contra de los hombres que consistía en que el público arrojara un huevo contra la pared, lo llamó “pintura abstracta”. Como los hombres tienen testículos, era su protesta en contra de la biología y la anatomía. En esta ocasión lo repitió a favor de las mujeres, es un homenaje a los ovarios.

Se citó en su galería a mujeres, personas que se consideren mujeres y hombres vestidos de mujeres para realizar el performance. La galerista muy emocionada dice que “eso nos obliga a reflexionar sobre nuestro propio cuerpo”, no me imagino cómo van a reflexionar esos que carecen de ovarios y que nunca sabrán qué es una menstruación o una menopausia. El asunto es que este ominoso desperdicio, mil huevos que sirven para alimentar a 500 personas, es una diversión para los ignorantes que apoyan al arte VIP, y de paso reflexionar en todo, menos en el desperdicio.

La gente gritaba triunfante al arrojar el huevo como si hubieran conquistado la cima de su capacidad intelectual. En este performance se reduce a la mujer a sus ovarios, al hacer un homenaje y un grotesco monumento con esa pared tapizada de huevo, que para más burla llaman pintura abstracta. Nos reducen como hace años, que se prohibía a las mujeres acceder a trabajos de precisión como la aviación, porque se decía que somos cíclicas y que eso nos alteraba, etc.

El desperdicio es la justa representación del desperdicio ideológico que nos tiene ahogadas en la más retrógrada forma de pensar. ¡Bravo! Estrellen sus ideas contra la pared, son y serán unos genitales sin cerebro.

AQ

  • Avelina Lésper

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